sábado, 30 de agosto de 2008

Una «introducción» caprichosa: crítica al manual de Pinto

Algunas aclaraciones pertinentes

Los compañeros de Fuckin Gestión nos propusieron publicar la nota que reproducimos a continuación, en la cual discutimos con uno de los “emblemas” de la Ciencia Política en la Argentina, Julio Pinto y su Manual de Ciencia Política. Por supuesto, desde Contratiempos, aceptamos gustosos reproducir la nota, pero consideramos necesario realizar algunas aclaraciones para que se comprenda el sentido y repercusión que tuvo esta nota al interior de la carrera de Ciencia Política de la UBA.

La nota mencionda fue escrita en septiembre del 2006, nuestra organización se conforma en el año 2005, como un frente político entre activistas independientes de la carrera y militantes del PTS. Contratiempos surgió al calor de importantes movilizaciones estudiantiles en todas las facultades de la UBA, lo que dio en llamarse “Interfacultades”, confluyendo en las calles con importantes huelgas como la del Hospital Garrahan y los docentes universitarios. En ese momento nuestro objetivo fundamental era el de organizarnos alrededor de algunos ejes bien precisos para dar una pelea contra el statu quo conservador de nuestra carrera, a saber: fundar una corriente con un perfil militante, antigubernamental y pro-obrero que retomara las ideas del marxismo revolucionario como herramienta para la acción.

Y en este sentido, en nuestro primer boletín nos definíamos de la siguiente manera: “Esto es lo que somos, un grupo de estudiantes que discute y piensa desde una perspectiva de clase, pretendiendo generar espacios abiertos de discusión ligados a un compromiso militante, dos principios que son el puntapié inicial para encarar cualquier abordaje de la realidad que nos toca vivir, porque, parafraseando a Marx, hasta ahora (como estudiantes) no hemos hecho más que interpretar al mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”

Desde esa perspectiva, encaramos un debate contra el pensamiento hegemónico en la carrera de Ciencia Política de la UBA, el neoinstitucionalismo y su máximo referente, Julio Pinto, y así fue también como nos enfrentamos en las calles al gobierno de Kirchner junto a las enfermeras del Garrahan y los docentes universitarios, asimismo brindamos nuestra activa solidaridad
[1] a la huelga de los jóvenes y valientes obreros de TVB (ex Jabón Federal) en el corazón de La Matanza, provincia de Buenos Aires, histórico bastión del Partido Justicialista.

He aquí las experiencias que nos llevaron a reflexionar y ver la necesidad de organizarnos y desde nuestro ámbito particular intentar recrear las bases del marxismo revolucionario, poniendo nuestro cuerpo y conocimiento, al servicio de los intereses y necesidades de los trabajadores en la lucha por su emancipación y la de todos los explotados y oprimidos. Por eso debatimos con Pinto, un escriba a sueldo de los patrones, un sirviente de los explotadores que nada puede aportar a los trabajadores en esta lucha que viene desde la época de Espartaco y que estos intelectuales, orgánicos de la burguesía, se empeñan en negar sistemáticamente. Su trabajo consiste cotidianamente en negar la realidad, en negar la lucha de clases.

Sabemos que las banderas que adoptamos con fuerte convicción, de que la revolución social no solo es posible si no sumamente necesaria para terminar con esta sucia cárcel en la que los patrones y sus escribas como Pinto han transformado nuestro mundo, requieren un arduo y difícil trabajo. Hoy nuestra pelea pasa por impulsar una salida independiente de los dos sectores capitalistas en pugna en el marco de la crisis nacional abierta con el conflicto entre el gobierno y el campo.

Y en este sentido, estamos impulsando junto a otras organizaciones y estudiantes independiente de todas las universidades del país en las que tenemos presencia un bloque político por la tercera posición: “Ni K, ni oposición sojera”, en pos de unificar la lucha de los estudiantes con la de los trabajadores del campo y la ciudad y desde ya invitamos a todos/as lo/as lectores/as de Fuckin Gestión a tomar esta tarea en sus manos.

Y porque estamos convencidos que al mismo tiempo que peleamos por poner el marxismo revolucionario a la ofensiva hay que construir una poderosa organización revolucionaria, la organización de los esclavos insurrectos que nombraba Lenin, nuestro propio partido revolucionario también los/as invitamos a tomar partido.

Gonzalo
Estudiante de Ciencia Política de la UBA y militante del PTS.


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En este boletín de Contratiempos nos proponemos comenzar a discutir contra la “ideología dominante” en la carrera. Hablar de “ideología dominante” no implica afirmar que existe una sola ideología, pues reconocemos la existencia de distintas vertientes ideológicas en la carrera. Nos referimos a lo común de estas vertientes: la defensa de una “ciencia” abstraída de la realidad que busca justificar y reproducir el status quo.

En una primera aproximación a esta discusión tomaremos el “Manual de Pinto”
[2] para avanzar en una primera crítica. El motivo de comenzar por este manual es que es un instrumento básico de formación en nuestra carrera. Muchos de nosotros tomamos nuestro primer contacto con la “ciencia política” a través de este libro y muchos más lo harán.


Por esto, se transforma en fundamental comenzar a develar los mitos encerrados en sus páginas, como así también un método común a “nuestra ciencia” (...y a muchas otras): analizar y describir los fenómenos a partir de su apariencia, tal cual como se presentan en la realidad, evitando conducir la investigación a los procesos que, aunque son explicación fundamental de la realidad, no se expresan en la superficie de manera transparente.

Marzo de 2003
[3]... un primer paso para que nos olvidemos de la realidad

Para esa época habían pasado ya un año y cuatro meses desde el 19 y 20 de Diciembre de 2001, cuando cuatro presidentes habían sido arrojados del gobierno producto de la movilización popular. Hacía poco más de ocho meses que caían en el Puente Pueyrredón
[4] Darío y Maxi y que producto de la gran reacción en las calles Duhalde se había bajado de sus anhelos de terminar el mandato de De La Rua. Se estaba en plena campaña electoral para la elección a presidente de la que surgió Kirchner.

En este marco, el apasionante “Manual de Pinto” comienza con un obsecuente prefacio del profesor de la Universidad de Bologna Gianfranco Pasquino, quien, a pesar de ser (como lo demuestran sus palabras) un detenido lector del manual y estar al tanto de que en su contenido no había una sola mención a los recientes acontecimientos de la vida política nacional, nos dice que escribir un manual es “Efectivamente, la síntesis de aquello que sabemos, en cuanto presupone y critica, corre el riesgo de ser puesta en crisis por nuevas investigaciones, o bien por los mismos acontecimientos políticos” (itálicas nuestras)...Just do it. De aquí en adelante, como de aquí para atrás, a olvidarse de los acontecimientos políticos, pues pueden poner en crisis aquello que “sabemos”. Quizás, por eso en todo el “Manual” es imposible encontrar referencias a los recientes acontecimientos políticos y sólo se recurre a los acontecimientos políticos del pasado cuando estos no ponen en riesgo aquello que “sabemos”.

Neutral, yo? ... no, sólo justificó lo existente

A poco de empezar el “Manual” se puede encontrar una enorme confesión cuya apariencia de sinceridad le otorga un manto de indulgencia. Pero, mejor escuchemos a Pinto en su prólogo: “Se puede decir, pues, que nuestro punto de vista da particular relieve a la teoría, dado que entendemos que ésta constituye la arquitectura conceptual a través de la cual los politólogos buscamos dar un significado a nuestros datos. Para poder concretar una amplia revisión de esa arquitectura conceptual se ha buscado describir y analizar un marco teórico que rescate los mayores consensos existentes en este campo. Donde este consenso no existe, se han tenido presentes las opiniones divergentes, indicando las razones que explican esas diferencias conceptuales”.

Entendiendo a “nuestros datos” como la realidad y los procesos que suceden en ella, el método que el profesor nos propone supone evitar lo que Pasquino advierte acerca de que los acontecimientos políticos pongan en crisis lo que sabemos. Buscar que la teoría de un significado a “nuestros datos” es “la ilusión de concebir lo real como resultado del pensamiento que, partiendo de sí mismo, se concentra en sí mismo, profundiza en sí mismo y se mueve por sí mismo”
[5] . En definitiva, el método de Pinto es crear en su cabeza su propia realidad y luego manipular lo real para que se ajuste a su “teoría”.


Por otro lado, cuando Pinto nos habla de mayores consensos no nos explica entre qué opiniones divergentes serían estos consensos. Esto oculta el hecho que en la “academia”, como ocurre en nuestra carrera, los mayores consensos son de los que ejercen el poder o hacen ideología para él y, al mismo tiempo, los disensos son de quienes luchamos por cambiar el orden de cosas existentes. Imaginemos por un instante que estamos en la antidemocrática junta de nuestra carrera
[6] como único representante del claustro estudiantil y explicamos pacientemente que la matriz institucionalista que atraviesa la carrera es inadecuada para dar cuenta de la realidad, que son necesarias cátedras paralelas y que haya más optativas que presenten otras visiones. Siguiendo el método de los consensos de Pinto la realidad se constituiría en esa junta de carrera por el voto común de Mayer, los 5 representantes de graduados, los 5 de profesores y los 4 restantes representantes estudiantiles que nos dirían que en ese instante quedó demostrado “científicamente” que “ciencia política” está muy bien así tal cual está ahora.

Algunas definiciones de la “ciencia política” para ocultar las contradicciones de clases

El “Manual de Pinto” ronda alrededor de los conceptos principales de la “ciencia política”: Estado, gobierno, democracia, partidos y sistemas electorales. Aquí queremos empezar por discutir la definición de Estado.

Pinto nos ofrece en el Capitulo 3 de su manual: primero, un marco teórico sobre la base del cual elabora el concepto del Estado; segundo, un breve análisis histórico que va desde la génesis del Estado hasta la actualidad con lo que intenta una suerte de corroboración empírica de su enfoque.

En cuanto al marco teórico, podemos decir que se constituye sobre la base de dos autores, a saber: Michael Mann y Max Weber. Del primero va a tomar el concepto de Política como espacio en el que convergen las “cuatro fuentes sustantivas de poder social”, lo que bajo el nombre de matriz política-social sienta las bases del método de análisis que utiliza. Del segundo, toma su clásico concepto de dominación para plantear que entiende al Estado moderno “como el componente específicamente político de la dominación en una sociedad territorialmente delimitada”

Hasta aquí la exposición que realiza viene siendo bastante unilateral, sin embargo, Pinto buscará evitarse esta critica al introducir una discusión con O´Donell, quien plantea que la dominación no es sólo relacional sino que también es asimétrica en tanto implica el acceso diferencial al control de los diferentes recursos de poder que circulan socialmente. Posteriormente reconoce, Pinto, que dicha asimetría en una sociedad capitalista se asienta en la institución de la propiedad privada de los medios de producción, configurando ello el conflicto base de este tipo de sociedad.

Ahora bien, este brote de honestidad intelectual no dura mucho pues, a continuación, no sólo evita llevar este razonamiento hasta sus últimas consecuencias sino que, además, cierra todo debate con las teorías críticas al plantear, con poca argumentación y “ninguneando” al marxismo, que esta situación no lleva necesariamente a la aparición de un conflicto manifiesto de clase.


Esto le permite salir al paso y construir un concepto de Estado que resulta muy revelador del lugar conservador desde el cual nos habla el autor, al plantear que “el Estado es un conjunto de instituciones que implica una centralidad (…) para abarcar un territorio delimitado y sobre el cual reclama el ejercicio del monopolio de la coerción física legítima, para garantizar un orden que sostiene una multiplicidad de relaciones insertas en una matriz político-social, la cual asigna probabilidades diferenciales a lo actores protagonistas”

Pero ¿qué quiere decir Pinto con tanta palabrería? O por lo menos ¿Qué clase de “orden” pretende garantizar este Estado del que tanto nos habla? Para nosotros no hay mucho que pensar, el Estado se erige para garantizar el orden que necesita la clase dominante para mantenerse en su posición de tal.


Ahora bien, podemos decir que Pinto llega a la misma conclusión “recorriendo otro camino” o mejor dicho con otros fines políticos, a saber: el de naturalizar el actual régimen de explotación.

Esto queda en evidencia en el segundo apartado del capitulo en el que divide por etapas el desarrollo histórico del Estado moderno. No es de interés de este boletín, sin embargo, explicar dicho desarrollo, baste decir que se puede apreciar un recorrido “evolutivo” que va desde el clásico “Estado gendarme” al “Estado de Bienestar” y de éste al “Estado neoliberal” contemporáneo. No obstante, sí nos interesa remarcar las razones que Pinto ofrece para explicar la última transformación del Estado tras la crisis del modelo de bienestar, lo que nos sirve para demostrar la base explicativa de la que parte. En palabras del propio autor “no tiene sentido establecer una discusión en términos valorativos respecto de este tipo de política. No existe el capitalismo sin inversión y los inversionistas habían decidido retirar su apoyo” (itálica nuestra).

Lamentablemente, para Pinto es imposible pensar algo por afuera del capitalismo, por eso, típico en el libro y también en sus clases, cierra el debate de una manera asombrosa por no decir dogmática… y es que para nuestro autor la discusión no tiene mucho sentido cuando los amos de este mundo (léase sus inversores) han decidido imponer sus reglas. Después de todo… ¿que nos resta hacer si no quieren invertir? Probablemente, si seguimos a Pinto, lo único que podemos hacer es lamentarnos de no haber sido lo suficientemente “racionales” como para garantizar la tan apreciada seguridad jurídica que tanto reclama el capital y que ha sabido y sabe imponer, a costa de sangre y hierro
[7].

Hasta aquí hemos avanzado en el concepto de Estado que propone Pinto mostrando cómo toma elementos parciales de una realidad a la que intenta justificar y naturalizar. Es por ello que resulta preciso avanzar en una conceptualización del Estado desde nuestro marco teórico que es el marxismo. Para ello tomaremos como referencia la obra de Lenin “el Estado y la Revolución” en la que realiza, a nuestro entender, un análisis sumamente contemporáneo (más allá de las transformaciones que puede haber sufrido el Estado desde ese momento creemos que lo esencial del análisis se mantiene) del Estado y todas las implicancias políticas que de aquél se derivan.

En la obra se plantea que el Estado es el producto mismo de la sociedad dividida en clases
[8] (y no un poder impuesto desde afuera de la misma como nos pretende hacer creer Pinto) y que, como órgano de dominación que es, tiene como fin constituir un orden que “legaliza” y afianza la opresión de una clase sobre la otra.

Esto se manifiesta en cada una de las expresiones de la lucha de clase, donde el Estado, a través de sus diferentes instituciones, actúa como garante de los intereses de la burguesía. Un ejemplo concreto y cercano de ello lo encontramos en el actual conflicto de la ex Jabón Federal
[9] en el que el ministerio de Trabajo dicta una conciliación obligatoria que la empresa no acata, y el primero, teniendo el poder de policía para hacer cumplir su propia normativa, no hace uso del mismo.

Esto pone al desnudo al servicio de quién están las instituciones del Estado, privilegiando siempre la propiedad privada de los medios de producción por sobre la vida, en este caso, de 38 familias que quedaron en la calle. Entonces se entiende perfectamente el por qué Marx definía al Estado como el administrador general de los negocios de la burguesía.


Ahora bien, no queremos decir que el Estado es algo estático en la historia, dado de una vez y para siempre. Todo lo contrario, planteamos que el Estado, como órgano que nace de la sociedad y se coloca aparentemente por encima de ella, tiende a través de la historia a divorciarse cada vez más de la misma. Es decir, es la propia lucha de clases la que marca la dinámica del Estado. Con esto se explica mejor que las diferentes formas de Estado que nos propone Pinto responden a distintas correlaciones de fuerza entre las clases. No obstante, esto no debería conducirnos, a pensar la posibilidad de que mediante el Estado se pueda lograr la conciliación de clases antagónicas, el Estado no es un ente neutral, insistimos aquí en que a pesar de las distintas configuraciones históricas mantiene siempre un carácter de clase.


Ahora bien, no nos hemos metido en una discusión teórica sin fines políticos por lo que nos preguntamos ¿Cuál es la salida estratégica para terminar con la dominación capitalista? creemos que semejante pregunta excede este boletín, pues merece una reflexión política colectiva que debemos darnos como intelectuales comprometidos, ligándonos a la única clase que tiene la capacidad de hacer añicos al capital y sentar la sociedad sobre las bases del socialismo.


Para comenzar este debate, sin embargo, consideramos que es aquí cuando la visión de Lenin adquiere una enorme contemporaneidad, cuando plantea (a partir de un análisis de los escritos que Marx realiza entre 1847 a 1871) que el proletariado “no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la maquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios fines” Es decir, para lograr su emancipación, la clase obrera deberá destruir el Estado de la clase dominante (es decir, el parásito social que es toda burocracia estatal y ejercito permanente) y reemplazarlo con el Estado proletario, la fórmula al fin descubierta en la Comuna de Paris. Sobre esto avanzaremos en los próximos boletines.
Notas
[1] En este sentido impulsamos todo tipo de actividades y manifestaciones, difundimos el conflicto, aportamos al fondo de huelga realizando fiestas y vendiendo bonos solidarios, impulsamos la Comisión de Solidaridad, los invitamos a la facultad a pasar por los cursos con nosotros, grabamos videos que luego fueron utilizados por los trabajadores para difundir su conflicto y recaudar dinero para el fondo de huelga, etc., etc.

[2] Nos referimos a “Introducción a la Ciencia Política” de Julio Pinto (compilador).

[3] La edición de esta fecha es la que utilizamos para la presente discusión.

[4] Puente que une la Capital Federal con la ciudad de Avellanda, ubicada al sur del conurbano bonaerense

[5] Karl Marx, Grundrisse, Tomo I, Página 22

[6] Después del 20 de diciembre de 2001, cuando mucho cambiaba en la sociedad y poco y nada en la UBA algunos compañeros de Sociología comenzaron a organizarse para cuestionar el statu quo. Cuestionaban el silencio de la sociología frente a las políticas de los ´90, criticaban a los intelectuales que, encerrados en la academia, silenciaban sus voces y sus plumas frente a la desocupación, las privatizaciones y la entrega del país. Comenzaron a organizarse en grandes asambleas interclaustros y una Comisión de Sociología abierta hasta que decidieron organizar por su cuenta la elección de director de forma directa según el criterio “una persona = un voto” en lugar del mecanismo indirecto que regía anteriormente (donde el director era propuesto por la Junta de Carrera y elegido por el Consejo Directivo). Finalmente, se realizó la elección, en la que votaron 1221 estudiantes, docentes y graduados, resultando electo Christian Castillo. El Consejo Directivo, con el decano Schuster a la cabeza, votó la intervención de la carrera de Sociología en 2003 con... ¡4 votos! frente a los 1221 que habían votado antes .Desde entonces rige el mecanismo antidemocrático del voto ponderado. Los directores de las carreras de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA se eligen de forma directa pero ponderada, es decir, todos votamos, pero el voto de algunos vale más que el de otros. A la hora de contar los votos cada claustro representa el 33% de la elección. Así, a la hora de la verdad, por ejemplo el voto de los más de 4000 estudiantes de Ciencia Política vale lo mismo que el de algo más de 100 profesores y lo mismo que el de algunos cientos de graduados (además, gran parte de los graduados son los docentes de prácticos, ya que como no hay claustro único docente sino docentes de “primera” y de “segunda”, éstos votan como graduados). Por ejemplo, el 50% de los votos en el claustro estudiantil se transforma en el 16,66% en el conteo final como consecuencia de la ponderación. Es decir que la población estudiantil, que constituye la mayoría (más del 90% del total en casi todas las carreras), es transformada en una minoría por medio de la ponderación. Por último, si bien la experiencia de 2002 quedó interrumpida, la misma abrió un proceso de cuestionamiento al régimen universitario que tuvo una nueva fase en la lucha contra la elección del rector de la UBA del año pasado y que aún no termina de resolverse aunque el movimiento estudiantil de la UBA se encuentre en un momento de reflujo luego de la represión que sufrimos a manos del gobierno nacional el 18 de Diciembre de 2006 (ver La Verdad Obrera Nº 218 21/12/2006 o http://www.pts.org.ar/spip.php?article6207). Es una tarea que aún tenemos pendiente los estudiantes de la UBA

[7] Aquí estamos haciendo alusión al concepto marxista de dictadura del capital, en el que el término «dictadura» debe entenderse en su acepción sociológica, es decir, en el sentido de dominación de una clase sobre la otra. Lo que se puede presentar bajo diferentes regímenes políticos, como ser la democracia formal o el totalitarismo. Nuevamente polarizamos con las ideas de Pinto, para quien el problema de inestabilidad en la democracia, es un problema técnico de transformar votos en candidatos, cuando en realidad, tal inestabilidad reside en las contradicciones de clase.

[8] Es decir, el Estado es la expresión superestructural de las relaciones capitalistas de producción.

[9] Para más información sobre este conflicto se puede consultar La Verdad Obrera N’ 199 y sucesivos en www.pts.org.ar

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jueves, 28 de agosto de 2008

Los intelectuales frente a la crisis

DEBATES

Los debates suscitados por el enfrentamiento entre el gobierno y las entidades patronales del campo, constituyeron una cierta novedad en cuanto al panorama de la intelectualidad de nuestro país. Después de un largo silencio, un sector de intelectuales se puso activo, fundamentalmente en la defensa del gobierno frente a la patria sojera que el propio gobierno ayudó a enriquecer en los años previos.

Sin embargo, las realineamientos en el terreno de la intelectualidad empezaron con el propio ascenso del kirchnerismo y describieron dos trayectorias cruzadas y con puntos de encuentro: por un lado, la de aquellos que, tributarios del bipartidismo anterior, quedaron a la derecha del kirchnerismo y por otro, la de los intelectuales provenientes de la vieja JP que tuvieron la oportunidad de vivir en clave de farsa la tragedia de la "primavera" camporista. En este marco, también hubo lugar para los místicos, que buscaron rebatir el "setentismo" superficial del kirchnerismo con la apelación al “No Matarás” como un mandato moral.

Los vaivenes de la política kirchnerista fueron dando la palabra a unos u otros según las situaciones, dejando a veces a los aduladores gubernamentales a la defensiva, en otras inmovilizando a los opositores "social-liberales", en otras habilitándolos para retomar la palabra. En todas las ocasiones, promoviendo un modelo de intelectual integrado al orden dominante si no al mismo aparato estatal.

En este contexto, la conformación del espacio Carta Abierta en Bs As, Córdoba, Santa Fe y Neuquén resulta la culminación de una serie de realineamientos a través de los cuales se ha logrado constituir un "nuevo conformismo" en la intelectualidad, compartido por todos aquellos que han sancionado que el horizonte de la democracia capitalista es el único deseable, abonando la idea de que el Estado será el sujeto de los cambios históricos. Este nuevo conformismo atraviesa distintas posturas, incluso abrevan en él posiciones que están en veredas opuestas en cuanto al debate sobre la violencia política en los ’70. Los une un presente pleno de resignación frente a la clase dominante y sus instituciones.

Esta breve recopilación de artículos tiene el objetivo de sintetizar para los lectores/as de La Verdad Obrera y la página web del PTS, los principales posicionamientos y polémicas que elaboramos sobre estos temas los animadores de la revista Lucha de Clases y del Instituto del Pensamiento Socialista “Karl Marx”.

Junto con los debates de este año, llevados adelante cuando la crisis política estaba en su apogeo, presentamos también las opiniones de diversos docentes e intelectuales con quienes impulsamos la declaración “Ni con el gobierno ni con las entidades patronales del campo”, que fue la única posición independiente de ambos bandos patronales que se expresó entre los intelectuales, ampliándose también a sectores combativos de los trabajadores y los estudiantes. Esta primera sección se irá ampliando con nuevas polémicas y elaboraciones.

A su vez, compilamos los trabajos escritos entre 2003 y 2007, en los que hemos ido dando cuenta de los realineamientos operados entre los intelectuales desde el ascenso del kirchnerismo hasta la asunción de Cristina Kirchner, con un alto grado de intervención en los principales debates que se dieron. Algunos fueron publicados en la revista Lucha de Clases, otros en Rebelión y otras páginas de información alternativa, otros en esta misma página web, también en el diario Página/12. Para que la multiplicidad de formas de intervención no se transforme en dispersión, los hemos compilado para que el lector/a pueda acceder a ellos desde un mismo sitio. Estos trabajos, escritos en momentos en que la intelectualidad tenía un protagonismo público mucho menor, son indispensables para la comprensión en términos marxistas de los procesos y discusiones que se han venido dando.

Por último, cerramos la compilación con los trabajos que hemos dedicado al debate de las tradiciones que han tenido peso en la intelectualidad de izquierda de nuestro país, como Contorno y Pasado y Presente y un intercambio de ideas con Claudia Gilman a propósito de las relaciones entre escritores y revolución en los ’60 y ’70 y la actualidad.

Con este dossier queremos contribuir a la discusión acerca de cuáles son los desafíos que se plantean para todos aquellos que se proponen intervenir desde el ámbito cultural e intelectual a favor de los trabajadores y el pueblo. La conformación de una intelecualidad marxista orgánica de la clase obrera no será un proceso sencillo y además no depende únicamente de la voluntad militante de algunos intelectuales socialistas.

Sin embargo, lo que sí depende de nosotros es la preparación teórica, polémica y política para desarrollar una perspectiva revolucionaria en un sector de intelectuales que quiera, junto a los trabajadores, hacer realidad la idea marxiana de que la teoría se transforma en fuerza material cuando se apodera de las masas.

Ese es el camino que marca la declaración “Ni K ni campo” y la perspectiva que defendemos desde Lucha de Clases.

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martes, 26 de agosto de 2008

EXITOSA FIESTA EN SOCIALES EN APOYO LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES DEL NEUMÁTICO

Recaudamos $6200 para el fondo de lucha

(26/08/2008) Desde En Clave ROJA, presidencia del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales, venimos impulsando distintas iniciativas en apoyo a la lucha de los trabajadores del neumático. Propusimos en la Comisión Directiva del Centro de Estudiantes realizar dos fiestas para colaborar con el fondo de huelga de los trabajadores. Las mismas las llevamos a cabo los días viernes 22/08 y sábado 23/08, junto con agrupaciones de la facultad como el Partido Obrero, Izquierda Socialista, El Viejo Topo, Contrahegemonía, MAS y estudiantes independientes. Pudimos recaudar $6200.- que estaremos acercando en lo inmediato a los compañeros de FATE y Pirellli. Esto se suma al primer aporte de $1000 que el centro de estudiantes ya había aportado a l fondo de lucha de los trabajadores del neumático.

Además seguimos impulsando, desde el Centro de Estudiantes, una solicitada por la reincorporación de todos los despedidos y la desmilitarización de FATE, a la que ya adhirieron Centros de Estudiantes, la FUBA, docentes universitarios, la AGD, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, entre otros.

Seguiremos impulsando todas las iniciativas que los trabajadores consideren necesarias para continuar impulsando esta importante lucha.

Jesica Calcagno, Presidenta del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales 15-5096-0483

En Clave ROJA
PTS e Independientes
Presidencia del CECSo
Secretaría de Relaciones Obrero-Estudiantil del CECSo

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