domingo, 31 de mayo de 2009

CLAVES para ENTENDER la CRISIS del CAPITALISMO ACTUAL


No es el neoliberalismo
ni la desregulación financiera:
¡Es el CAPITALISMO!


“Los economistas que pretenden explicar por la especulación
las repetidas sacudidas de la industria y el comercio,
se asemejan a esa escuela perimida de la Biología
que consideraba a la fiebre
como causa de todas las enfermedades.”
(Karl Marx, New York Tribune, 15/12/1857)


Por Fernando C., politólogo y docente de Ciencia Política, UBA.


Acerca de cómo viene mutando el capitalismo. O cómo la víbora cambia la piel, pero no el cuerpo.

En el siglo XX el capitalismo avanzó de manera extendida sobre todas las ramas de la producción, sobre casi todas las geografías, se internacionalizó. El planeta se transformó en un gran capital global, como si se tratara de una inmensa fábrica dentro de la cual se hallan todas las ramas productivas, todos los sectores de la cadena y todas las formas de la distribución y circulación. Fue Marx quien en el siglo XIX explicó este desarrollo como una tendencia objetiva e ineludible. La división internacional del trabajo y la producción, las pujas interimperialistas por el control del planeta, las crisis, guerras y revoluciones resultaron la forma en que lo dicho se cristalizó. No se trató de un capricho, sino que fue el derrotero necesario, una tendencia intrínseca de este modo de producción y organización: el ir subsumiendo todas las formas de producción que encontró en su camino dentro suyo, mediante el impulso incesante a la producción de plusvalía relativa, que no es otra cosa que la reducción progresiva del tiempo de trabajo necesario para la producción de mercancías mientras se aumenta el tiempo de plustrabajo, o sea de trabajo en exceso de la necesidad, que es apropiado por el capitalista y constituye la base de su ganancia. Hoy en día nos enfrentamos a la versión más desarrollada, en un escenario de mundialización completa del capitalismo.




Tras el crack de 1929 (crisis de sobreproducción producto de la cual no se podía vender-realizar las mercancías producidas) y la Gran Depresión de los ´30 (altísimas tasas de desocupación, inflación, quiebras, etc.), el capitalismo, ya mundializado pero con una demarcación fuerte entre países imperialistas, semi-coloniales y dependientes[1], se reconstruyó mediante lo que se conoció con el ideológico nombre de Estado de Bienestar Keynesiano y se expresó económicamente en el boom de la posguerra (recuperación de la tasa de ganancia a niveles nunca vistos). Vale destacar en momentos como los actuales que el “modelo keynesiano” y las regulaciones del Estado en el mercado no dieron resultados durante los ‘30 en EE.UU. La economía norteamericana recién se recuperó cuando se comenzó a preparar la segunda guerra mundial. Más aún: las medidas keynesianas fueron realmente efectivas tras la inmensa destrucción de capitales materiales y humanos que implicó la segunda gran guerra (ver en este mismo boletín las “Claves”).

Hacia fines de la década del '60 y principios de la del ‘70, este modelo de acumulación comenzó a mostrar nuevamente límites. Al gran capital comenzó a tornársele caro el sostenimiento de las tasas de empleo semi-absoluto, los niveles salariales y las conquistas laborales progresivamente masivas. La tasa de ganancia[2] (relación entre lo que el capitalista invierte en máquinas y salarios y el plusvalor que obtiene por tal inversión) había comenzado a decrecer relativamente. Nunca el capital dejó de ganar, pero la tendencia decreciente se había establecido como una constante. Fue entonces que resultaron necesarias medidas contrarrestantes, se volvió imperioso desguasar el control de los Estados (que no es más que el autocontrol que el propio capital se impone, conocedor de su irracional sed de ganancias) y liberalizar las transacciones, sobre todo las finanzas y el crédito. La forma económico política (y por ello, cultural y hasta podríamos decir generacional) que asumió este proceso se conoció y conoce aún hoy como neoliberalismo; las consecuencias sociales, obviamente conocidas en carne y hueso por todos nosotros, hijos e hijas de esta época.

Sin ahondar en las necesidades y determinaciones de esta reconstrucción del capitalismo, entre las que se destacan dictaduras genocidas, aplastamiento sobre las más importantes conquistas laborales, reducción monumental de los salarios reales, retroceso de la acumulación en capitales productivos e impulso incontrolado a los financieros, sumisión y dependencia carnal desde las semicolonias respecto de los países imperialistas, una creciente y masiva sobrepoblación obrera superflua y por ello desocupada y una larga lista de etcéteras, podemos ver que el capitalismo planetario ingresó tambaleando así al siglo XXI. La agudización extrema de las contradicciones principales que brotan de su propio seno, entre ellas el valorizar sin valor (obtener ganancias especulativas aprovechando la desregulación financiera, sin invertir productivamente, sin crear valor real -ver Revista ContraTiempos Nº 2- ), se hizo presente sin ningún tipo de tapujo.


[1] Encontramos una diferencia sustancial entre la mundialización del capital a mediados del siglo XX y la actual en el hecho de que, entonces, la economía planetaria funcionaba mediante la provisión de materias primas y mercancías agrarias desde los países dependientes y semi-coloniales hacia las economías imperialistas, mientras que hoy existen potencias productivas hasta hace poco intrascendentes para la valorización del capital global, como China o India, que producen medios de consumo en masa: son los grandes productores de mercancías finalizadas del planeta, entregando a EE.UU. el rol de gran consumidor mundial. Esta nueva configuración de la división internacional del trabajo da cuenta de modificaciones en la estructura imperialista mundial clásica, que serán objeto de próximas publicaciones.
[2] “La ganancia del capitalista proviene de que tiene para vender algo por lo cual no ha pagado nada”, K. Marx, El Capital, Siglo XXI, T.III, p. 49. Ese “algo” es plusvalor objetivado o puesto en una mercancía; ese plusvalor es sencillamente más valor del que el productor-obrero necesita para reproducir su propia vida y la de su familia (cuya expresión es el salario). Por él, por el plusvalor, el capitalista no paga nada. Lo realiza como ganancia.

1) ¿En qué momento del capitalismo estamos?

Esta crisis se origina en un estadío del desarrollo de las fuerzas productivas a nivel mundial (es decir, en un momento de la historia de la humanidad) en el que las contradicciones acumuladas por el capitalismo no han hecho más que agudizarse, independientemente de que por períodos se amortiguaran mediante mecanismos contrarrestantes (destrucción masiva de capitales y de seres humanos en las guerras mundiales, estados de bienestar de tipo keynesiano, etc.), y en el que la capacidad de respuesta de este mismo sistema de producción se ha llevado cada vez más lejos. Es decir, el intento de recuperación que hará el capitalismo en esta oportunidad partirá (como no podría ser de otra manera) de un lugar y tiempo en que todas las determinaciones del sistema se han desarrollado al extremo: ya casi no quedan geografías en el mundo sin control de la organización social y productiva por parte del capital; la población obrera sobrante (los desperdicios del capital) es monumental, y se calcula que unas 2.000 millones de personas “le sobran” al sistema; los salarios reales (el valor de la fuerza de trabajo y su capacidad para reproducir a diario la vida de una familia obrera) están destruidos, por lo que no hay lugar para una recuperación de los mismos en el corto plazo y en un período de crisis; el capital constante (fábricas, maquinarias, tecnología) ha crecido (como no podía ser de otra manera) a expensas del variable (los trabajadores) como nunca: hoy un obrero pone en funcionamiento un mecanismo que controla las fuerzas naturales con una potencia, economía del trabajo y velocidad de circulación nunca antes vistas; entre tanto, la organización del trabajo social sigue regulándose de manera privada.

2) ¿Qué salida discuten los líderes políticos del sistema?

Con esto queremos denunciar la gigantesca estafa política que ofrecen los neokeynesianos en la actualidad como (im)posible solución a la crisis en curso: está comprobado que la rueda de la historia no puede volver hacia atrás; el modelo de acumulación keynesiano tuvo que ser barrido por la historia del propio capital, y su reemplazo (lo que dio en conocerse como neoliberalismo) llegó para recuperar la tasa de ganancia, que había encontrado su cuello de botella keynesiano, como explicamos más arriba. El modelo de acumulación keynesiano no resultó obsoleto producto de la “malignidad” de los neoliberales que “convencieron” al mundo de la necesidad de atacar el salario, las condiciones de trabajo, impulsar a la clase obrera a la desocupación y la miseria, liquidar sus organizaciones, etc.; por el contrario, el modelo keynesiano encontró su límite cuando comenzó a volverse insostenible para el capital. Más precisamente: para la necesidad incesante que tiene la conciencia de los capitalistas de aumento de su tasa de ganancia. El keynesianismo, eso que hoy nos venden como la apoteosis de la racionalidad y la regulación de los “desaforados especuladores”, fue y es en realidad un programa teórico y político propio de la clase capitalista y pensado para su autoconservación, que le debe su nombre al economista inglés Lord John Maynard Keynes. Este teórico no dejó lugar a dudas respecto de dónde ubicaba su programa político de clase cuando afirmó “Puedo estar influido por lo que me parece ser justicia y buen sentido, pero la guerra de clases me encontrará del lado de la educada burguesía” (1925). El marxismo denuncia hace más de un siglo y medio que, mientras el capitalismo es un modo de producción que impulsa la producción de plusvalor relativo incesantemente, el desarrollo de la ciencia y la tecnología y el control progresivo sobre las fuerzas naturales, y va asumiendo distintas formas para ello, al mismo tiempo sigue conservando dentro de sí una contradicción insalvable, necesaria para su funcionamiento, a saber: cada vez más trabajo social se concentra en capitales más gigantescos, para que la apropiación de toda esa riqueza siga produciéndose por manos privadas. La expulsión de más y más masas humanas a la degradación y la miseria es, desde el punto de vista capitalista, condición de posibilidad para su normal funcionamiento.

3) ¿Qué contradicción internacional se expresa hoy?

En sus orígenes la crisis se difundió mediáticamente en torno a la especulación y las “burbujas”, principalmente la inmobiliaria. Pero las raíces existían ya en lo profundo del sistema económico, en sus contradicciones internas. Entre ellas, una de las principales es la que enfrenta el capitalismo en su fase imperialista, exacerbada en la actualidad: la existencia de fronteras nacionales en un momento de concentración y centralización de capitales descomunal, que rebasa a aquellas, y a sus gobiernos, y los expone al ridículo y el cinismo de los “salvatajes” multiBillonarios, pagados con plusvalor que se extrae a la clase obrera mundial a diario. En la actual etapa imperialista, a pesar de lo que señalamos y que todos los analistas y políticos de la burguesía reconocen, los Estados nacionales no están dispuestos a aceptar una entidad supranacional que pueda recortar siquiera parcialmente su soberanía (ver las resoluciones superficiales de la reciente cumbre del G20). Ni siquiera se pueden poner de acuerdo acerca de poner en pie un “nuevo” FMI que opere como prestamista en última instancia, garante de una nueva regulación financiera internacional, etc. En épocas de crisis los distintos Estados nacionales avanzan en el desarrollo de políticas proteccionistas, opuestas por el vértice a las necesidades políticas que exige una crisis capitalista global como la que está en curso. Se trata de un momento del capitalismo absolutamente irracional y genocida, basta con ver las apuestas internacionales que el capital hace con los puestos de trabajo, los salarios, los alimentos y materias primas, y con todos los recursos naturales no renovables, generando de manera innecesaria más desocupación, pobreza, miseria y un daño a la naturaleza sin precedentes.

4) ¿Qué rol ocupa EE.UU. en el desarrollo de la crisis?

El núcleo del terremoto sistémico se encuentra EE.UU., el principal mercado consumidor del planeta. El consumo es, en el modo de producción capitalista, la condición de posibilidad para la realización de las mercancías (materiales o inmateriales), es decir para su venta. Sin consumo, las nubes negras de la sobreproducción amenazan a todas las economías del planeta. Desde este punto de vista, el capitalismo enfrenta por primera vez en su historia una crisis impulsada desde sus entrañas y de aceleradísima propagación mundial. Ocurre que el consumo mayoritario (consumo de masas y no suntuario, como el consumo del capitalista o terrateniente) no puede resurgir, las cadenas de crédito están cortadas, los sectores populares endeudados y en un franco proceso de desocupación. El resto de la clase obrera, la ya sobrante y desocupada, no puede resolverle este “problema” al capitalismo. Este modo de producción ya mostró cómo resuelve sus crisis de sobreproducción: las guerras mundiales liquidan capital constante (máquinas, edificios, tecnología) y variable (seres humanos, trabajadores que mayoritariamente componen las filas de los ejércitos regulares). Para mayor información, sugerimos revisar el desparpajo de Paul Krugman, actual gurú keynesiano y Premio Nobel de Economía, que asegura que hay que mirar “el enorme proyecto de obras públicas, también conocido como II Guerra Mundial, que puso fin a la Gran Depresión”[1]. A confesión de partes, relevo de pruebas.

[1] http://www.elpais.com

5) ¿Adónde va el imperialismo norteamericano?

El poder político que emana del capitalismo norteamericano se encuentra en decadencia; su condición de única superpotencia a nivel planetario se encuentra en plena crisis (y en franco descenso); el poder militar imperialista no garantiza el control de los recursos naturales tales como el petróleo o el agua. Las guerras de Afganistán e Irak, y los pantanos políticos que de ellas se desprendieron para EE.UU. hacen que por el momento no resulte ésta una táctica a tomar. Los dos gobiernos republicanos de George W. Bush fueron la expresión más acabada de la crisis generalizada que domina a la potencia hegemónica del norte, mientras que Barack Obama se ha propuesto por toda política inyectar capital tomado de la Reserva Federal (plusvalor extraído a las masas populares de norteamérica y del mundo, mayoritariamente obreras), en cifras que no soportan el sentido común; ni siquiera se animan los líderes imperialistas a llevar adelante políticas keynesianas “puras” o de verdad, que suponen no la inyección de capital (salvatajes) en empresas privadas para salvarlas, pero amenazándolas con que, esta vez, se “porten bien”, sino en realidad impulsar la obra pública, emprendimientos propiamente estatales. Desde esta óptica, no aparecen en el horizonte cercano soluciones que se desprendan de “ultimatums” tipo Obama, o de maquillajes superestructurales. Por su parte, el régimen político de la Unión Europea no puede explicar por qué se producen nacionalizaciones masivas que conspiran contra la competitividad privada, amenazando su unión monetaria y hasta la permanencia misma de la Unión, mientras se desploman gobiernos (eslabones débiles) del viejo continente, como Islandia, o enfrentan crisis políticas de magnitud, como los países de Europa del Este.

6) ¿Cuáles son las amenazas del capitalismo en decadencia?


La crisis capitalista en curso amenaza con destruir el planeta y con él al ser humano, arrasando con el medio ambiente. La amenaza a esta altura es inocultable: el petróleo y el agua como recursos no renovables siguen formando parte del casino irracional del capital; la perspectiva de que la carrera armamentista atómica o nuclear se detenga, o de que semejantes avances puedan ser puestos al servicio de la vida y no de la muerte, no tiene margen dentro del capitalismo. Pensemos un ejemplo que nos sirva de contrapunto entre la anarquía de la producción capitalista irracional y lo que podría ser una organización social de otro tipo, por caso la producción de petróleo o de agua potable, ya que la mencionamos más arriba: la exploración de yacimientos petrolíferos, en manos privadas, está sujeta al “coraje” del capitalista para arriesgarse en esa búsqueda potencialmente tanto productiva como no. No está sujeta a la necesidad social, ni se planifica socialmente esa búsqueda. Para el agua, se presenta una situación similar, porque en principio al imperialismo le resultaría más barato saquear a Paraguay, por ejemplo, que tiene bajo su suelo napas de agua dulce, antes que impulsar la “demasiado cara” potabilización del agua salada.

7) La inviabilidad del “milagro chino”


La recesión económica mundial es un hecho. La depresión de las economías se generaliza, el proteccionismo y las guerras comerciales se abren paso día a día. Se abre un interrogante determinante: ¿será capaz la demanda de la economía china de reemplazar a la norteamericana, y entonces realizar/consumir la (propia) inmensa producción de mercancías, realizar/vender todo el plusvalor contenido en ellas, ó entrará la economía mundial en una crisis de sobreproducción histórica gracias a la cual sólo sea posible la destrucción de capital constante y variable como salida? Afirmamos que la posibilidad de que China reemplace a EE.UU. como el gran consumidor mundial es una fantasía, teniendo en cuenta que en 2005 el consumo total de EE.UU. totalizó 9 billones de dólares, un 20% mayor que el gasto de consumo en Europa y tres veces y media el de Japón, los tres principales polos de la tríada imperialista; ante esto, la posibilidad del milagro chino es remota, cuando no nula. Se suma el hecho de que la nación asiática está fragmentada en su interior en términos productivos y de consumo, y se registra una anarquía interna sin comparación con otras formas nacionales. No constituye China un mercado único de producción y consumo, sino una serie de mercados internos que entran también en competencia. El verdadero milagro chino consistió y consiste todavía en haber ofrecido al capital mundial un inmenso reservorio de mano de obra barata, que presiona de manera constante a los salarios de la clase obrera mundial a la baja. En base a esto, cualquier intento por desarrollar el mercado interno chino se daría de patadas con las propias condiciones que permitieron la expansión de los últimos años. ¿Por qué? Porque el aumento del precio de la fuerza de trabajo (salario) es el requisito mínimo para que la propia clase obrera china pueda absorber el excedente de producción, lo que debido al rol que la misma juega en el mercado mundial y la división internacional del trabajo antes descrito, resulta imposible.

8) La clase obrera, única clase productora de toda la riqueza social

La clase obrera a nivel mundial se encuentra en un proceso gradual de lo que podemos llamar recomposición progresiva de su conciencia de clase, con base en experiencias de ocupaciones de fábrica (EE.UU, Gran Bretaña, América Latina), enfrentamientos de lucha de clases directos con las fuerzas represivas del Estado, huelgas generales (Guadalupe, Francia). A esto se le suma poco a poco un movimiento estudiantil que empieza a aparecer en escena (España, Francia, Italia, Grecia). Lentamente, y a pesar de condiciones objetivas desfavorables (direcciones sindicales absolutamente burocratizadas, altísimas tasas de no sindicalización, derrotas en el ámbito de los derechos laborales importantes como las promovidas por el neoliberalismo, ausencia de grandes partidos obreros marxistas revolucionarios, una atomización y especialización importante que divide cada vez más sus filas, etc.) viene despertando el eterno fantasma del capital, y comienza a hacer ensayos particulares de lucha de clases en distintos lugares del planeta, como mencionamos. A pesar de los importantes elementos en contra que señalamos aquí, la clase obrera sigue siendo la única productora manual e intelectual directa de toda la riqueza que hay en el mundo. Hoy, etapa en la que ya está demostrado que el discurso ideológico del fin de la clase obrera no es realidad, discurso que caló hondo en la academia y la comunidad de ciencias sociales, se vuelve una necesidad vital desarrollar el marxismo y ponerlo en debate abierto y directo con todas las corrientes del pensamiento burgués que sólo buscan conservar el estado actual de cosas. En este marco: ¿Qué posibilidades se le abren a la clase obrera ocupada y desocupada del mundo, a las masas empobrecidas y a todos los sectores populares de intervenir activamente? y, entonces, ¿Qué perspectivas tiene y recupera el socialismo como horizonte para la humanidad?

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sábado, 30 de mayo de 2009

A 10 años del movimiento estudiantil de 1999

Declaración Liga de Trabajadores por el Socialismo - Contracorriente, desde México

por : LTS-CC, México
Miércoles 22 de abril de 2009



En este 20 abril del 2009 se cumplen 10 años del inicio de lo que hoy ya se conoce como “la huelga de la UNAM". En este sentido como LTS-ContraCorriente al haber sido participantes activos de esta heroica lucha, levantando una estrategia revolucionaria para que el movimiento estudiantil triunfara en sus demandas, se uniera a la clase trabajadora y luchara en una perspectiva revolucionaria, dedicamos este trabajo a esbozar en trazos generales un análisis de la lucha política y los fundamentos de las estrategias que se pusieron en juego objetiva y subjetivamente. Considerando que en momentos comprimidos de la acción colectiva, y de procesos de la lucha de clases álgidos, las posiciones estratégicas y políticas y los programas levantados pueden jugar un rol determinante en el curso de los acontecimientos y en los alcances que tenían.

Ultras y moderados

Ultras" y "moderados" fue la denominación que la burguesía y los medios de prensa le dieron a las dos tendencias políticas principales que surgieron a lo largo de la huelga de la UNAM. En una asamblea posterior a la represión del 6 de febrero del 2000 surgía el siguiente dialogo entre dos estudiantes, uno “moderado” el otro “ultra”: el estudiante de los moderados reclamó: “ya vimos, el tiempo nos dio la razón, su intransigencia y la no flexibilización nos llevó a la derrota” y el estudiante de la ultra reviraba “No, no fue así...ustedes entregaron la huelga”. El presidente Zedillo en el mensaje que dio a la nación luego de la represión, coincidió con los "moderados": los estudiantes del CGH "no quisieron reconocer que su movimiento original había triunfado; endurecieron aún más su intransigencia...". Zedillo se refería a la negativa del CGH a levantar la huelga cuando el rector Barnés suspendió el aumento de las cuotas. Les criticaba que no se hayan contentado con las migajas que en ese momento ofreció el régimen mexicano. ¿Cómo se explica esta coincidencia entre el gobierno del PRI y los "moderados"? ¿Fue la "intransigencia" del CGH y la "ultra" lo que llevó a la intervención de la PFP que impuso la derrota parcial de la huelga, como afirman no sólo Zedillo y los perredistas sino hasta grupos de izquierda? Para responder a estas preguntas, haremos un primer balance de cómo se expresaron las estrategias de las distintas corrientes en cada momento de la heroica huelga de la UNAM. Surge una primera diferencia en relación a la perspectiva desde la cual cada corriente intervino en la huelga. Para los "moderados" y todas las agrupaciones de izquierda que siguieron su política, la huelga estudiantil se limitaba a una mera lucha reivindicativa por las demandas estudiantiles mínimas, dejando toda lucha por cambiar la estructura totalmente antidemocrática y vertical de la universidad -o mayor aún, una lucha por fuera de los marcos de la universidad- para un futuro Congreso Universitario [1]. Por el contrario, la tendencia objetiva de la huelga fue hacia cuestionar no sólo la estructura universitaria sino al régimen dirigido por el PRI, es decir, hacia la lucha contra el régimen político que venía descomponiéndose desde el alzamiento zapatista., piedra de toque del inicio que hemos llamado la “transición pactada”. Como plantea Enrique Semo, "La historia mexicana en los últimos 60 años está marcada por una sucesión apretada de esas rebeliones que se suceden en forma regular. Casi siempre se inician con demandas limitadas y terminan planteando cambios profundos en un sistema que en esencia es para las mayorías profundamente injusto y opresivo" [2]. De tal suerte que la lucha estudiantil de la UNAM contra los planes del FMI y el BM, la represión y por democratizar la Universidad actuaron como caja de resonancia del conjunto de las contradicciones sociales. El columnista Francisco Rojas lo expresó de esta forma "Es claro que en la UNAM se reflejan las condiciones que vive el país...El enfrentamiento en la Universidad tiene su origen en la propia polarización social que se ha desarrollado en estos años" [3]. Es por esto que la huelga se expresó con tanta radicalidad y logro sostener más de nueve meses de huelga, la más larga de toda la historia del movimiento estudiantil mexicano en la universidad más grande toda América Latina. La verdadera dimensión de la huelga se expresó en la importancia dada por el panorama de actores que se ocupó del conflicto. Los medios masivos de comunicación, la iglesia, las cámaras empresarias, el gobierno nacional, los partidos patronales, intelectuales y burócratas sindicales atacaron virulentamente la huelga ya sea planteando salidas represivas o apoyando a los "moderados". En cambio sectores de las clases medias, de los trabajadores y de los campesinos, expresaron de distintas maneras sus simpatías por el CGH dirigido por los "ultras".

La “propuesta de los emeritos” y la ruptura con el PRD

El primer momento de la lucha se caracterizó por la negativa del rector Barnés a aceptar al CGH como interlocutor válido para negociar, por la represión y persecución a los activistas por parte de sus grupos de choque, la policía federal y la del gobierno capitalino del PRD. Este momento finalizó con el rechazo en el CGH de la política conciliadora de los "moderados", encabezados por el CEU, de aceptar la propuesta de los profesores "eméritos" de abandonar la huelga y acordar un Congreso Universitario garantizado por las autoridades [4]. Haber aceptado esta propuesta habría significado levantar la huelga con el "compromiso" de un Congreso dirigido por el rector Barnés, el mismo que había lanzado el aumento de las cuotas y las provocaciones de los porros. El rechazo del CGH a esta tradicional política negociadora se basó fundamentalmente en dos experiencias. La primera, la traición por parte de muchos de los dirigentes de la huelga de 1987 integrantes del CEU y el PRD en esos momentos. La segunda y más reciente ese momento, fue el desconocimiento por parte del PRI de su propio compromiso en los acuerdos de San Andrés entre el EZLN y el gobierno, acuerdos impulsados también por el PRD como vía de solución a los indígenas zapatistas. En esos momentos frente a la campaña que lanzaron los "moderados" del CEU acusando a la "ultra" de querer alargar el conflicto indefinidamente y de "intransigentes" por negarse a flexibilizar el pliego petitorio, dentro del CGH se intensifico la lucha política hasta llegar a la ruptura con los “moderados” y las tendencias afines al PRD. Este fue el primer gran hecho de radicalización política de la huelga, tomando en cuenta que el movimiento estudiantil venía de años de hegemonía perredista. El Consejo General de Huelga, -es decir no lo que hoy se sigue denominando “CGH”-, respetando y sometiéndose a las discusiones y resolutivos de las cuarenta asambleas por medio de los delegados de cada plantel, había derrotado al CEU y su política de entregar al movimiento como en el ’87. Esta fortaleza organizativa del CGH lo llevó a su primer triunfo, la renuncia del odiado rector Barnés. Con el nombramiento del nuevo rector Juan Ramón De la Fuente, con un tono netamente conciliador, vendría el reconocimiento del CGH como único interlocutor válido. Al poner un rector "dialoguista", el gobierno estaba reconociendo de hecho, el fracaso de la política llevada adelante por Barnés y los eméritos. Pero también demostraba que era falsa y claudicante la política no sólo de los "moderados" sino también de las corrientes de izquierda que los apoyaron [5]. La fortaleza del CGH era producto no sólo de lo justo de sus demandas sino de la poderosa organización en la que se asentaba: los Comités de Huelga (CH) que votaban sus delegados y "resolutivos" al CGH, permitiendo expresar democráticamente a los centenares de activistas que sostenían las tomas de planteles, y los miles que los apoyaban. Es decir que la voluntad de de todos los estudiantes en huelga estaba signada por la condición de que cada delegado era revocable, rotativo y respondía al mandato de su asamblea de comité de huelga. En conclusión más allá de las maniobras y problemas reales que muchos análisis sobre la huelga del CGH han contra argumentado para descentralizar la importancia de esta organismo de auto-organización y de democracia directa, fue éste, el único que garantizo la subordinación de las tendencias ideológicas y políticas que actuaron al interior del movimiento estudiantil y plantear ahí sus posiciones respetando la voluntad y acuerdos de la mayoría de estudiantes huelguistas.

Las dos maniobras "democráticas" de De La Fuente

En lo que podríamos caracterizar como el segundo momento de la huelga, la política del gobierno y el nuevo rector intentó por medio de la "reacción democrática" ahogar la huelga. Primero organizó el "diálogo" de sordos durante diciembre en el Palacio de Minería, cuyo único mérito fue que el rector reconoció al CGH como interlocutor válido en los acuerdos del 10 de diciembre. Si bien hay que decir que esta acción -aunque por la negativa, por lo infructífero del dialogo en Minería y por responsabilidad de las autoridades- hacia valida y viable por la vía de los hechos la demanda democrática del CGH de un diálogo público abierto y resolutivo, exigencia que evitaba la posibilidad de que la huelga fuese entregada en negociaciones a espaldas del movimiento; y al mismo tiempo atajaba toda posibilidad de que los sectores que apoyaban la lucha del CGH cuestionasen una política ultra izquierdista por parte del CGH. En esos momentos el CGH podía decir que las mismas autoridades que acusaron a los dirigentes del CGH de delincuentes, aceptaron dialogar con esos mismos dirigentes. Luego de haber fracasado en su intento de terminar con el movimiento y enfrascarlo en un acuerdo desfavorable y no resolutivo de sus demandas en el dialogo en Minería, el gobierno federal y la rectoría orquestarían una maniobra en gran escala: el plebiscito del 20 de enero, donde el Consejo Universitario convocó a toda la "comunidad universitaria" a votar "democráticamente" si el CGH debía o no devolver las instalaciones. Todo el aparato mediático del régimen político, que venía difamando a los dirigentes del CGH, se puso al servicio del plebiscito, que fue apoyado, hay que decirlo, por los principales intelectuales "progresistas" como Monsivais y Elena Poniatowska, todo el aparato del PRD y los dirigentes sindicales del STUNAM. El plebiscito era una trampa, porque entre otras cosas, igualaba el voto de los heroicos estudiantes que durante meses sostuvieron la huelga con el de los estudiantes que no habían hecho un solo día de paro y el de académicos que, en el mejor de los casos, nada habían tenido que ver con la huelga o directamente venían apoyando todos los planes de la rectoría. Es decir que no se podía aceptar que una huelga fuese sometida a votación no sólo por los estudiantes que no pararon sino que además por los estudiantes que estaban abiertamente en contra. La política de De La Fuente tenía el objetivo de crear las condiciones políticas para justificar la represión, y no estaba dispuesto a hacer ninguna concesión de fondo. Así que en ese momento la decisión del CGH de rechazar el plebiscito y convocar a su propia consulta fue totalmente justa. Esta respuesta enfrentó la trampa "democrática" montada por el régimen del PRI-PAN-PRD para liquidar la huelga y expreso la fortaleza del Consejo General de Huelga basado en la democracia directa de los que luchan. Basado en la "legitimidad" del plebiscito, donde como dijimos habían votado, estudiantes y académicos que no pararon y rompehuelgas, el "democrático" rector De la Fuente arengó a anti paristas, porros y provocadores a que concurrieran a la Universidad para exigir la devolución de las instalaciones. Sin embargo, el rector no consiguió el apoyo de los estudiantes no paristas a su política. Al fracasar nuevamente, el gobierno y el rector, definirían cerrada la etapa “democrática” y de “diálogo” con el CGH. Comenzaría un nuevo momento de la huelga...el de la represión [6].

El nuevo intento del PRI y la rectoría de derrotar la huelga: los porros y la represión

Frente al nuevo fracaso de la política del rector De la Fuente y el PRI y en un intento desesperado por liquidar la huelga, los grupos de choque atacaron la Preparatoria 3 el 1° de febrero. Con porros contratados especialmente por la rectoría, la policía intervendría sólo para encarcelar a los estudiantes. Días después, un "desplegado" solventado por la rectoría y firmado por decenas de intelectuales, exigiría a los paristas la devolución de las instalaciones. Otro desplegado de los empresarios instaba al gobierno a terminar con la huelga en lo inmediato. Frente a la perspectiva de una represión generalizada, sectores de clase media y del pueblo pobre de la ciudad de México rodearon de apoyo a los estudiantes en la multitudinaria marcha del 4 de febrero. Resurgía así un movimiento democrático en defensa de los estudiantes y su lucha, y por la libertad de todos los presos: el CGH se había convertido en una nueva bandera democrática de sectores de las masas, de alguna manera como lo había sido el levantamiento indígena zapatista en el ’94 y la lucha contra la guerra y el ejercito mexicano en Chiapas. Frente a la emergencia del movimiento democrático por la libertad de los estudiantes presos, y para intentar anticiparse a su desarrollo, el rector convocó a una nueva reunión con el CGH con una delegación reducida y a puertas cerradas, para el viernes 4 de febrero. Su objetivo era "demostrar" una vez más su voluntad "dialoguista" y la "intransigencia" del CGH. En ese momento era inadmisible aceptar las condiciones de la rectoría, contrarias a toda la práctica que venía promoviendo el CGH, es decir, la de negociar en forma pública y con los 120 delegados, y una vez que se hubiesen liberado a los estudiantes detenidos. Sin embargo el CGH votó asistir bajo el acuerdo de dar a conocer su posición de diálogo público sobre todos los puntos del pliego petitorio y la demanda de tener todos los estudiantes presos en libertad. Sin embargo, la delegación del CGH, se quedó "discutiendo" más de 12 horas a puertas cerradas, rompiendo el mandato del CGH; es en este panorama que el PRI planteó cínicamente que había hecho "todo lo posible" y desató la posterior represión .

La represión generalizada

Los acontecimientos de la madrugada del 6 de febrero son ampliamente conocidos. Los casi 1000 detenidos a manos de la PFP con la intención de desarticular al CGH, multiplicó el movimiento democrático. Junto a la marcha de los 100.000 estudiantes, trabajadores y pobladores en general que marcharon el 9 de febrero, una larga lista de "arrepentidos" desfilarían pidiendo perdón a los paristas por haber apoyado las maniobras del rector. El "arrepentido" Monsivais se vio obligado a reconocer: «Hace una hora terminó la marcha por la libertad de los presos políticos y a favor del Consejo General de Huelga, manifestación muy numerosa, agresiva y combativa. No advertí la resurrección del movimiento estudiantil, sino, según creo algo más vasto: la emergencia de un sector amplísimo de la sociedad civil en defensa de una causa esencial: la resistencia a la injusticia.» [7]. Si Monsivais acertó en su caracterización de la emergencia de un amplio movimiento democrático de "resistencia a la injusticia", sin embargo su enemistad manifiesta con el CGH lo lleva a separar a ese movimiento democrático de la "la resurrección del movimiento estudiantil". Una mirada menos prejuiciosa advertiría hoy que el CGH pudo afirmarse (no de "resurgir" ya que nunca desapareció). Esto lo demostró el hecho de que, el mismo día de la represión se movilizaron 15.000 personas exigiendo la libertad y aplaudieron carteles que decían "Viva el heroico CGH". En la marcha de los 100.000 a la que se refiere Monsivais, el CGH derrotó todas las maniobras para impedir que fuera el protagonista y único orador. Incluso, los estudiantes terminaron el acto media hora antes que la columna con los diputados y dirigentes del PRD ingresaran al Zócalo. De esto no se puede mas que apuntar la estrechez de la mirada de muchos balances de la huelga que la valoran a partir de una suma y resta de demandas estudiantiles, que si se considera incluso esta perspectiva, la única concesión que hicieron las autoridades fue la suspensión del Reglamento General de Pagos, y hoy esta “conquista” se mantiene. Estos balances, muchos identificados con visiones expresadas por sectores “moderados”, deberían mostrar cuales son las otras “conquistas” que se perdieron por culpa de la “ultra”, lo cual no pueden demostrar. La lucha de los estudiantes de la UNAM en 1999-2000 y el surgimiento de un movimiento democrático puso en ese momento e incipientemente, en el centro del debate, la legitimidad del régimen de la transición pactada por el PRI-PAN-PRD. Como llego a plantear Denise Dresser: "Estas posiciones polarizadas revelan un pleito profundo en torno de la transición. Algunos intelectuales piensan que el país ya llegó a la Tierra Prometida, la transición a la democracia ha ocurrido y sólo faltan ciertos ajustes. El conflicto universitario sólo será un ’incidente en la historia’. Otros creen que seguimos deambulando en el desierto; la democracia está a años luz y faltan muchos caminos por recorrer. La crisis de la UNAM es síntoma de status quo" [8]. La huelga de la UNAM expresó en cada momento, como en un laboratorio, las contradicciones del conjunto del régimen político. A su vez, puso a prueba la política de las distintas corrientes burguesas, reformistas y centristas. Mostró la miseria y falta de perspectiva histórica de los defensores de la "transición pactada". Evidenció la potencialidad de una perspectiva revolucionaria, su racionalidad, su correspondencia con el desarrollo de las tendencias objetivas de la lucha de clases, su amplitud histórica.

Creatividad y perspectiva histórica

La revista Proceso, al igual que el diario La Jornada, expreso en sus páginas a los intelectuales que defendían en ese momento "por izquierda" el plan de reformar al régimen mediante la "transición a la democracia". Desde sus páginas, atacaron sistemáticamente al CGH y a las corrientes políticas consideradas "ultras": "En medio de ese caos político, grupos como la corriente En Lucha, Contracorriente, la UJRM, Conciencia y Libertad y otras corrientes trasnochadas, leninistas y maoístas, se aseguraron de que el movimiento careciera de la creatividad suficiente para derrotar a la autoridad... Fueron ellas las que resucitaron un discurso proletario anticuado, que garantizó la antipatía de la esfera pública y de una gran parte de los posibles aliados, entre universitarios, intelectuales y grupos sociales" [9].

La "creatividad" para Cuauhtémoc Medina, autor de las líneas previas, significaba encontrar "fórmulas" para evitar la "antipatía de la esfera pública y de una gran parte de los posibles aliados, entre universitarios, intelectuales y grupos sociales", es decir, mantener la unidad a toda costa con los moderados perredistas en "carrera" hacia el Congreso de la Unión o el gobierno del Distrito Federal; con académicos que viven de las cátedras e institutos de la UNAM en manos de la rectoría priista; con intelectuales que dependen de las prebendas del CONACULTA creado por Salinas de Gortari.

Los intelectuales de Proceso olvidan que en política no rige la ley de que toda fuerza que se suma, agrega, sino que fuerzas que se "unen" con sentido y dirección contraria, se anulan, su resultado es cero. La "fuerza" de la huelga estudiantil se habría anulado si se hubiese "sumado" a la "fuerza" de los moderados que querían negociar a toda costa con Barnés y levantar la huelga. Esta intelectualidad de “centroizquierda” confundió deliberadamente, la imprescindible necesidad de unidad de toda gran lucha política (como la de la huelga de la UNAM) con los sectores obreros, campesinos y populares a nivel nacional e internacional, con la alianza "para no quedar aislados" con las direcciones reformistas que parasitan las organizaciones de los trabajadores y el pueblo. La juventud de la LTS y la Agrupación ContraCorriente luchó durante toda la huelga por la alianza más amplia con los trabajadores y campesinos entendiendo que, para que esta se desplegara, había que derrotar a los que, hablando desde la intelectualidad "progresista" o desde organizaciones populares, intentaban estrangular la huelga.

Con la misma lógica, los intelectuales afines al PRD calificaron a Zedillo como el "presidente de la paz" cuando se firmaron los acuerdos de San Andrés en el ’96, que "sumaron" la "fuerza" de los campesinos chiapanecos con la "fuerza" de un PRI disfrazado de democrático. Para los señores intelectuales centroizquierdistas, la "creatividad" histórica significo erigir en prócer de la democracia a Zedillo, fiel representante de las multinacionales, las doce familias y los caciques opresores del pueblo mexicano, el fiel amigo de Clinton, del terrateniente Cárdenas, y del oligárquico PAN, "unidos" en la reforma del odiado PRI. Contra esta "creatividad", el CGH puso en pié una institución nueva en la política mexicana. Una institución que tendió a enfrentar a todas las trampas de la "transición a la democracia". Pero para desplegar hasta el final esta lucha, los límites del CGH radicaron en la falta de una dirección que planteara una perspectiva internacionalista y de unidad tras la única clase que podía dirigir una lucha exitosa contra el régimen burgués: la clase obrera, su programa y su organización. De haberlo hecho, posiblemente por el retroceso en que se encontraba el proletariado (que tuvo experiencias heroicas como la de los ferrocarrileros en el ’59), esclavizado y oprimido por las direcciones charras de los sindicatos, hubiera sido muy difícil confluir en lo inmediato y quizás no hubiera cambiado el curso de conjunto de la huelga. Sin embargo, el sólo plantearlo firmemente como estrategia hubiera transformado al CGH en una organización muy superior a la que fue, y hoy la experiencia, las lecciones de lucha y las perspectivas para el conjunto de la situación mexicana, por los lazos que se hubieran establecido con los trabajadores, serían infinitamente mejores. La Agrupación ContraCorriente con todas sus limitaciones, planteó permanentemente esta perspectiva, junto con la necesidad de entablar lazos de lucha con movimientos estudiantiles de otros países [10]. Es desde esta pelea que impulsamos la realización de la Asamblea Popular en el Zócalo y la realización del primer encuentro internacional de estudiantes en al normal del Mexe Hidalgo, mismo al que asistieron numerosas delegaciones estudiantiles y políticas de Europa, Norteamérica y América Latina.

Lo que muchos intelectuales sirvientes llamaron "discurso proletario anticuado", es precisamente la "creatividad" histórica que le hace falta a los trabajadores, a los campesinos y a los estudiantes combativos mexicanos. No se trataba de maquillar al corrupto PRI que, con sus caciques, charros y porros, mantuvo un régimen bonapartista apenas disimulado por "formas" parlamentarias donde, por ejemplo, el PRD que desde 1997 dirige el Distrito Federal donde viven 16 millones de personas, en su gobierno ataca a trabajadores, estudiantes y sectores populares casi o igual a como hizo el PRI sobre el conjunto del país a lo largo de 70 años y en nuestros días todavía con grandes resabios. El PRD no había "democratizado" ni un sólo sindicato y, durante toda la huelga ni siquiera planteó una reforma seria de la UNAM. De lo que se trataba era de plantear un programa y una organización que luche por liberar la energía de los trabajadores de la opresión de las organizaciones charras, para que en una gran alianza de las clases explotadas con los campesinos y los pobres urbanos sacudan a México desde sus cimientos.

En los años ’30, el revolucionario ruso León Trotsky, exiliado en México, planteó extraordinarias caracterizaciones como la de "bonapartismo sui generis", que luego pasaría a ser una categoría clásica del marxismo revolucionario para definir a regímenes como el de Cárdenas en esos años. Trotsky, sin embargo, no sólo aportó caracterizaciones al joven proletariado de México y de Latinoamérica. Señaló toda una perspectiva estratégica enraizada en las más profundas experiencias revolucionarias nacionales. Esa perspectiva se podría sintetizar en la frase que Trotsky utiliza en uno de sus artículos: "Es necesario completar la obra de Emiliano Zapata". Es decir que, el proletariado en alianza con los pobres de la ciudad y el campo deberían continuar la obra del caudillo revolucionario campesino que impuso, en una lucha implacable contra los terratenientes, la reforma agraria e inició uno de los procesos revolucionarios más agudos del siglo en Latinoamérica.

Hoy, en pleno siglo XXI y en el marco de una crisis capitalista de grandes magnitudes en curso, esta perspectiva no sólo no es "discurso proletario anticuado", sino que tiene más vigencia que cuando Trotsky lo formulara. En esa época, todavía se vivían los últimos coletazos de la gran revolución iniciada en 1910 y México tenía, como el mismo Trotsky dijo, "uno de los pocos gobiernos honestos" que quedaban en esos momentos cercanos a la Segunda Guerra Mundial. En el momento de la huelga de la UNAM (y ahora), México es una nación vasalla con sus trabajadores laborando en condiciones terribles de explotación, con una gran parte de su economía en el sector "informal", con el campesinado siendo expulsado de sus tierras día a día, y sin rastros de las conquistas del proceso revolucionario de principios de siglo. El imperialismo norteamericano le ha destinado a México, con el Tratado de Libre Comercio y su injerencia actual, el rol de patio trasero, “fallido”, reservorio de mano de obra barata para bajar los salarios de los trabajadores norteamericanos. México al mismo tiempo que es explotado brutalmente por el imperialismo, tiene millones de trabajadores viviendo en los Estados Unidos por lo que, toda convulsión revolucionaria en el país afectaría inmediatamente en el coloso mundial que oprime a todos los pueblos no imperialistas del mundo. Si la clase obrera mexicana retoma el camino de Zapata, tendrá enormes aliados no sólo entre los pueblos pobres de Latinoamérica, sino entre los negros y el propio proletariado norteamericano. No retomar la obra de Zapata, intentar reformar al PRI, lograr poco a poco la "democratización" como plantean los intelectuales volátiles, es trabajar para la derrota estratégica sin evitar por ello masacres continuas, como las que sufrieron y sufren todos los que de alguna manera enfrentaron al régimen. Ya es hora de luchar por una perspectiva de conjunto.

A 10 años de la huelga de la UNAM, analizar cuidadosamente la lucha del CGH debe remitirnos a pensar en ella como fue un síntoma del México "bronco y profundo" que en los últimos años ha generado procesos de la lucha de lacases como lo fue la comuna de Oaxaca y la lucha de la APPO. Sobre estas luchas y las que seguramente vendrán de los obreros y campesinos de México deberemos construir un partido obrero revolucionario e internacionalista que impida el ciclo sin fin de represiones, persecuciones y masacres que hemos visto desde hace años y ayude en la victoria hasta el final contra el sistema capitalista. Hoy, los militantes universitarios de la LTS, colectivos y estudiantes en lo individual, conformamos una nueva generación de la Agrupación Estudiantil ContraCorriente, entendiendo ésta como un espacio de experiencia común para la movilización y la lucha contra la crisis capitalista desde nuestras trincheras y hacia fuera de la universidad. Abriendo el debate también sobre la necesidad de una organización revolucionaria e internacionalista de los trabajadores, que consideramos fue una de las mas importantes conclusiones estratégicas para muchos compañeros, entre los cuales se encontraban los compañeros que viniendo de la huelga, en el año 2000 nos fusionamos con la LTS y dimos origen a un nueva organización trotskista en México: la LTS-Contracorriente.

Para seguir luchando por esta perspectiva hoy venimos luchando por la movilización y el fortalecimiento de la Coordinadora de CCHs, por impulsar un bloque estudiantil de izquierda y hemos participado de todo esfuerzo en el camino de la lucha por la democratización de la universidad y la organización horizontal, amplia y proclive a la masivización de las luchas estudiantiles. Al mismo tiempo que venimos impulsando la solidaridad activa con la lucha del SUTIEMS y la difusión del movimiento de los ex mineros del Real del Monte. Junto a lo anterior se esta realizando ya, el onceavo ciclo de la Cátedra Libre Karl Marx, que hoy ante la crisis capitalista en curso hemos titulado, “el retorno de Marx” [11].

Liga de Trabajadores por el Socialismo-ContraCorriente 27 de marzo del 2009

[1] Para el movimiento estudiantil esto generaba una enorme desconfianza ya que la huelga del ‘87 fue levantada por los dirigentes del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), a cambio de un “compromiso” con las autoridades de realizar un Congreso Universitario. Este se realizó hasta 1990, orquestado por el Consejo Universitario y no había logrado ninguna reforma sustancial.

[2] Revista Proceso, 20 de febrero del 2000

[3] Rojas, nota editorial en El Universal, 9 de Febrero del 2000

[4] Esta propuesta impulsada por el CEU, fue apoyada también por los dirigentes del STUNAM, e intelectuales progresistas de Proceso y La Jornada aumentando aún más la polarización.

[5] El Partido Obrero Socialista (POS) que acompaño muchas de las posiciones de los “moderados” llegó incluso a plantear que sin “una negociación pactada la huelga será derrotada” y que como “como Barnés ya no era interlocutor válido había que exigirle a Zedillo” que la convoque.

[6] En ese momento la hegemonía en la conducción de las delegaciones en el diálogo estaba en manos de la corriente En Lucha y el CEM.

[7] “Carta abierta al rector de la UNAM” La Jornada, 10/02/00.

[8] Revista Proceso, 12 de Febrero

[9] Cuauhtémoc Medina, Revista Proceso, 12 de febrero, 2000

[10] Contra esta perspectiva pro obrera y revolucionaria, corrientes como En Lucha, La UJRM y el CEM se opusieron en todo momento a impulsar que la huelga desarrollase estas tendencias firmemente.

[11] Este artículo esta escrito sobre la base de numerosas elaboraciones de ContraCorriente en 1999 y el año 2000 y en el artículo aparecido en la Estrategia Internacional número 16, titulado “ultras” y “moderados” en la huelga de la UNAM.

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¿Padre de la democracia?

Por Martín O.



Ante la muerte de Alfonsín su correligionario y presidente en ejercicio Julio Cleto Cobos decreto tres días de duelo. Los Kirchner, Carrió, Moyano, Biolcatti y todo el arco político burgués manifiestan su dolor por la muerte del dirigente radical.

A menos de 8 años de aquellas jornadas en las que miles de argentinos coreaban “Que se vayan todos”, todos los viejos representantes del bipartidismo junto a funcionarios del gobierno y dirigentes de la oposición burguesa despiden a uno de los suyos. Desde los grandes medios de comunicación no tardaron en llamarlo el “Padre de la Democracia”. Desde hace muchos años la figura de Raúl Ricardo Alfonsín está asociada a la recuperación de la democracia.




El ex presidente supo construir su imagen de paladín de los principios republicanos leyendo el preámbulo de la Constitución durante su campaña presidencial. Representó mejor que nadie al sentido común que opone democracia con dictadura ignorando que bajo ambos regimenes de dominación la mayoría trabajadora sufre la explotación y opresión de una minoría. Como decía el compañero Lenin “La república democrática es la mejor envoltura política del capitalismo; y por eso el capital al apoderarse de esta envoltura, la mejor de todas, cimenta su poder con tanta seguridad y firmeza, que no lo conmueve ningún cambio de personas, ni de instituciones ni de partidos dentro de la república democrática burguesa”.

Cuando se opone democracia a dictadura, en lugar de revolución a contrarrevolución se oculta el carácter de clase del genocidio que sufrió la vanguardia obrera y popular en los años ´70. Se oculta que los partidos que más tarde formaron la multipartidaria para dirigir la transición democrática habían dejado de lado los principios democráticos que dicen defender con el objetivo de cambiar las relaciones de fuerza entre las clases en favor de la clase dominante.

Aquellos que no dudaron en apoyar las peores dictaduras cuando les pareció necesario luego sacralizaron la democracia como un valor incuestionable popularizando la nefasta teoría de los dos demonios que condenando a la violencia en forma abstracta equipara la lucha de los oprimidos con el terrorismo de estado. Desde esta visión vulgar se nos suele acusar de no distinguir entre un régimen democrático burgués y una dictadura militar. Nada más lejos de la realidad. Defendemos las libertades que conquistamos, pero no tenemos nada que agradecerles a los falsos demócratas quienes no van a dudar en atacarlas cuando vean amenazados sus intereses. Como decía Trotsky frente a la amenaza cierta del fascismo: “Debemos defender a la democracia burguesa no con los métodos de esta sino con los de la lucha de clases, o sea, con los métodos que preparan el derrocamiento de la democracia burguesa por medio de la dictadura del proletariado”.

Los apologistas de la dictadura del capital dirán que somos antidemocráticos por cuestionar a esta democracia burguesa en la que miles de personas no comen, no se educan y mueren por razones evitables. Repetirán nuevamente la famosa frase de Churchil “La democracia es el peor de los sistemas exceptuando a todos los demás”. Nosotros creemos que es más democrático que las mayorías populares deliberen y gobiernen. Creemos que la democracia obrera basada en la autoorganización de las masas es mejor que la democracia burguesa que mantiene el despotismo en las fábricas.
Los que luchamos contra la barbarie capitalista no compartimos en absoluto el homenaje a un hombre que hasta el último momento de su vida defendió los intereses de la clase dominante. La verdadera democracia la construirán los trabajadores abriendo el camino hacia una sociedad sin explotadores ni explotados. Entonces todos los representantes de la burguesía tendrán ¡al fin! el lugar que se merecen.

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De maniobras “institucionales” frente a la crisis


Por “Muralla”, politólogo, UBA

Tres de las más importantes medidas tomadas por el gobierno de los Kirchner en el último tiempo – el adelantamiento de las elecciones legislativas, la coparticipación de las retenciones a la soja y la táctica de presentar “candidaturas testimoniales” – así como las diferentes repercusiones que estas tuvieron sobre los diferentes sectores del kirchnerismo y la oposición patronal, son una muestra de – además de la podredumbre generalizada de la dirigencia política y sindical argentina – la debilidad estructural de la superestructura política del país, de cómo se recurre a maniobras tácticas para dilatar en el tiempo las repercusiones de una crisis internacional que amenaza no sólo a las capas dirigenciales que pujan por ocupar los cargos estatales sino también al sistema político en su conjunto, y por ende, al sistema de dominación capitalista.



La coparticipación de las retenciones

El decreto 243/2009 del Boletín Oficial, creó el Fondo Social Solidario según el cuál el treinta por ciento de los fondos recaudados por las retenciones a la soja serán derivados a las provincias, y a su vez el treinta porciento de estos serán participados desde éstas últimas hacia los municipios. Estos “fondos especiales”, según reza el decreto, deberán destinarse a infraestructura social, escuelas, viviendas, agua potable y cloacas y no a financiar gastos corrientes.

Dos semanas atrás la presidenta había anticipado su intención de coparticipar las retenciones a la soja. A sabiendas de que los tiempos electorales son los mejores tiempos para borocotizar “representantes”, el gobierno lanzó este plan que sujeta el envío de fondos a la adhesión de las legislaturas locales (provinciales y municipales) a dicha norma, lo cual implica avalar el nivel actual de las retenciones, lo cual significa distanciarse de las patronales agrarias y acercarse al gobierno.

La Mesa de Enlace respondió[1] con un lock out de siete días que no tuvo ni por lejos la adhesión de los piquetes anti-125. Biolcati les avisó a los gobernadores e intendentes de la parte del país cubierta de soja que "la situación de sus provincias no va a ser calma si se dejan tentar por algún reparto de dinero".[2] Y los gobernadores se tentaron: Binner, de muy mal gusto aceptó la suma de dinero que recibiría su provincia, pero siguió remarcando que habría que suspender las retenciones por 180 días. Schiaretti le “devolverá” parte de lo que el gobierno central le “expropió” a los “productores” agropecuarios, rebajando el impuesto inmobiliario rural. Macri argumentó que va a recibir el dinero, pero que no lo utilizará hasta después de Junio para que no se piense que lo utilizará con fines proselitistas y caiga así una mancha sobre su intachable prontuario. Todos aceptaron en los hechos, aunque en los dichos intenten mostrar distancia.

De esta forma el gobierno metió una cuña entre la necesidad que tienen los gobiernos provinciales de los fondos provenientes de la rosada[3] ante los números rojos en los presupuestos (más aún en época de elecciones cuando la obra pública y el asistencialismo clientelar afloran como los hongos después de la lluvia) y el apoyo político de las patronales agrarias (y los sectores influenciados por esta). De esta forma asestó un golpe a la oposición, dificultando la conformación de un bloque opositor, “pacificando” a los gobernadores díscolos. El bloque opositor también fue golpeado por la acotada popularidad recogida durante el séptimo lock out agrario.

El adelanto de las elecciones
“¿Qué le pasa a la burocracia política que gobierna que adelantó tanto las elecciones?, ¿tienen miedo de perder?, ¿dónde está la calidad institucional?”[4] Estas preguntas que parecieran venir desde la oposición “republicana” (en lo referido a la “calidad institucional”) – o de algún analista serio que prevé las consecuencias de la crisis internacional sobre el sistema político en general, y sobre los resultados electorales en particular – no provienen desde ese lado sino desde el mismísimo primer caballero y ex-presidente Néstor Kirchner. Estas palabras resonaron en Catamarca exactamente ocho días antes de que su esposa decidiera enviar al congreso un proyecto para adelantar las elecciones legislativas nacionales, programadas para octubre, para el 28 de Junio ¿Tendrán miedo de perder?

El fantasma “no positivo” en el recinto legislativo esta vez no se hizo carne y los legisladores oficialistas obedecieron al pie de la letra los mandatos presidenciales, convirtiendo en ley el proyecto de adelanto de las elecciones. Las justifiKaciones a favor del mismo fueron varias: al referirse a la crisis internacional, la presidenta aseguró que “lo que está pasando en el mundo es mucho más grave de lo que aparece en la televisión o en los medios. Miles de personas se quedan sin trabajo todos los días, se pierden casas, los bancos no saben cuánto van a durar, nadie puede predecir dónde termina esto” por lo que “sería casi suicida embarcar a la sociedad en una discusión permanente de acá octubre”, “una campaña electoral en medio de esta crisis sería muy malo para el país”. Por su parte el ex presidente aseguró que “aquí, lo importante es la gobernabilidad de la Argentina”, lo que no dijo, es para quién es importante. Según el diario Página/12 “La conclusión a la que habría arribado la Presidenta fue que la crisis comenzará a sentirse fuerte en 2009 y eso le ocasionará al Gobierno un desgaste natural que sería potenciado al máximo por la oposición y la fuerte alianza mediática que se constituyó en su apoyo”.

Partiendo de la primera afirmación presidencial (esencialmente correcta), así como de la certidumbre de que Argentina forma parte del mundo, intentaremos leer entre líneas para clarificar aquello que, sin decirlo, la presidenta hace referencia. Si bien la crisis internacional no desembarcó aún en la Argentina con toda su furia, los despidos, suspensiones, y rebajas salariales (con los necesarios aprietes y amenazas a los trabajadores y delegados que se opongan) ya comenzaron.

En una nota anterior[5] analizábamos como el kirchnerismo perdió la representación de uno de los sectores capitalistas más importantes del país: el capital agrario; y cómo, a su vez, se debilitó en su carácter de representante del capital industrial (el cual puja cada vez más en relación a la satisfacción de sus propias demandas), quedándole sólo una parte de éste incondicionalmente dentro de su corral: la nueva burguesía K que hizo negociados de todo tipo al calor de la nueva administración del Estado.

Hoy vemos a todos los sectores del capital presionando de conjunto por una devaluación del peso que les otorgue mayor “competitividad”. El gobierno está dispuesto a llevarla adelante[6] pero tiene un problema: como ésta sería un golpe directo al ya golpeado (por la inflación, congelamiento, rebajas, tarifazos) salario obrero, no es una medida que pueda ser tomada sin consecuencias antes de una elección nacional. El mismo problema tiene con los despidos masivos que quieren llevar adelante los capitalistas industriales, tanto “nacionales” como multinacionales. Esta es la razón estructural por la cual se adelantan las elecciones. Como se necesita responder con urgencia a las demandas del capital, el gobierno adelanta las elecciones para que éstas sean antes de que la crisis recrudezca. Además el gobierno necesita de la “legitimidad institucional” que concederían las elecciones – más aún cuando estas son presentadas como un plebiscito sobre el actuar del Poder Ejecutivo – para poder asestar semejante golpe al bolsillo obrero, para deslegitimar la resistencia que sin duda alguna estas medidas generarán. Y como aun no perdió toda su base de apoyo entre los trabajadores[7] y sectores populares[8] (aunque si perdió casi por completo a las ciudades rurales del interior, así como también a las clases medias de las grandes urbes) especula con ganar las elecciones antes de que se erosione su base entre los sectores más postergados del electorado, para poder responder a las demandas patronales a la brevedad y concretar una nueva estafa a los trabajadores que los votaran.

Esta maniobra táctica demuestra la debilidad en la que se encuentra la coalición gobernante con respecto a la crisis internacional y la acotada base de maniobras que ésta le permite. Pero por otro lado es una jugada audaz que obliga a la oposición patronal a “mostrar sus cartas”, a la vez que desnuda la fragilidad de sus acuerdos o coaliciones (en los casos que existen: la coalición Macri-Solá-De Narváez apadrinada por Duhalde y la coalición formada alrededor de la figura de Carrió) o la imposibilidad de los mismos. Así, la oposición sojera se encuentra desmembrada, y el kirchnerismo le acorta los tiempos de negociación y armado de estos rejuntes electoralistas llamados coaliciones, a la vez que cambia la agenda política, obligando a los medios (y a la oposición) a hablar de las elecciones y no tanto de retenciones.

Pero no son todas buenas noticias para el kirchnerismo, ya que la audacia de esta maniobra conlleva también un gran riesgo: nada asegura[9] que el oficialismo gane las elecciones (o que pierda por poco margen) y pueda mantener la mayoría parlamentaria. Buscan que estas elecciones sean un plebiscito de su gestión, pero en caso de perder, el oficialismo mantendría el gobierno, pero no el poder. Así, y considerando la reparlamentarización de la política a partir del desprestigio de la figura presidencial durante el conflicto por las retenciones,[10] la camarilla gobernante quedaría en una fragilidad tal que hasta se podría plantear una finalización anticipada de su mandato. Peor aún cuando los diferentes sectores del capital comienzan a cerrar filas[11] tras demandas como la devaluación del peso, para profundizar el modelo de “dólar alto y salarios bajos”. Sectores que no tienen empacho en utilizar al títere de turno y luego desecharlo cuando encuentran a otro títere que estiman les resultará más rentable.

Candidaturas “testimoniales”

La tercer maniobra llevada a cabo por el gobierno consiste en llevar las candidaturas de intendentes y gobernadores (Scioli[12] y los intendentes del conurbano principalmente, dada la importancia que reviste para el Kirchnerismo marcar una amplía diferencia en esa sección electoral, para contrapesar las posibles derrotas en otros lugares) encabezando las listas de legisladores provinciales y/o municipales, anticipando que no asumirán sus respectivos cargos en el congreso o en la legislatura. Esta maniobra persigue principalmente dos objetivos: en primer lugar busca presentar con mayor fuerza la idea de que en estas elecciones no se elige legisladores sino que es un plebiscito de la gestión K. De esta manera, además, obligaría a todos los mafiosos a cargo de las intendencias del conurbano a “movilizar todo el aparato” en pos de un resultado electoral favorable. En segundo lugar busca evitar que los intendentes “jueguen a dos puntas” entre el Kirchnerismo y el “PJ disidente” de Duhalde. Obligándolos a que espontáneamente encabecen las listas K, busca evitar una nueva sangría después de las elecciones. Aunque, dado el borocotismo reinante entre la dirigencia política patronal argentina, la posibilidad de que se “reabra el libro de pases” después de Junio (o incluso antes, dependiendo de cómo le den las encuestas) siempre se encuentra latente.

Ahora bien, este acto de “deshonra” hacia los cargos para los que fueron elegidos quienes ahora se re-presentarían a elecciones no es monopolio del Kirchnerismo. Gabriela Michetti, “el rostro humano” del PRO del niño Mauricio, también abandonaría su cargo de Vicejefa de Gobierno para encabezar las listas de diputados de su partido (aunque aún están evaluando la maniobra pensando en “qué dirá la gente”). Por su parte, el ex-gobernador Felipe Solá, es actual diputado (aún le quedan dos años en el recinto) y se volvería a postular para el mismo cargo.

La enKrucijada

Cómo sostenemos en la nota anteriormente citada[13], el gobierno de los Kirchner se sostuvo sobre varios pilares: El crecimiento económico a tasas chinas resultó en grandes ganancias para todos los sectores capitalistas (lo cual apaciguó sus pujas intestinas) y en la generación de cerca de tres millones de nuevos puestos de trabajo.[14] Este fue el pilar económico y social. La política de Derechos Humanos (incluyendo la cooptación de organismos defensores) y la puesta bajo la égida K de movimientos sociales y/o populares, así como también el represtigio de la figura presidencial, constituyeron los pilares políticos.

Ahora bien, el crecimiento económico fue desplazado por las perspectivas[15] de crisis. Los diferentes sectores del capital pujan por quedarse con la parte grande de la torta antes que esta desaparezca – muchos de ellos pasando incluso a la oposición política[16] –. El congelamiento de los juicios a los genocidas, la alianza con Aldo Rico, la militarización de las villas y la criminalización de la pobreza (cediendo a todas las demandas de la derecha y su campaña contra “la inseguridad), entre otros factores, dieron por tierra con los “derechos humanos”. La sangría de los sectores más “progres” como Libres del Sur o Bonasso se llevaron con sí la careta progresista del gobierno. La figura presidencial quedó muy desprestigiada después del conflicto entre el gobierno y las patronales agrarias.

El único y central sostén que le queda al Kirchnerismo es presentarse como “el garante del empleo”. Y como el desempleo aún no se incrementó considerablemente y los despidos se producen de forma aislada o segmentada, amplios sectores de trabajadores aún ven en los Kirchner “el gobierno con el que consiguieron trabajo”.
Por ahora el matrimonio presidencial mantiene acuerdos con sectores empresariales para evitar despidos masivos. Estos incluyen una catarata de subsidios al empresariado para que “llegue a fin de mes” con el pago de salarios. El rol traidor de la burocracia sindical de la CGT y la CTA negociando despidos de contratados, rebajas salariales y suspensiones para “mantener el empleo” cumple un papel fundamental en estos acuerdos. Ahora bien, la perspectiva de la crisis es a profundizarse, y la de la recaudación fiscal a disminuir considerablemente (lo cuál disminuiría aún más el margen de maniobra de la camarilla gobernante, respecto al pago de subsidios, de salarios estatales, entre otros). La posibilidad de que, pasadas las elecciones, el kirchnerismo no pueda contener los despidos - además ya no necesitaría tanto hacerlo, puesto que las elecciones ya pasaron – y acceda a los requerimientos patronales de “reestructuraciones” –sean despidos, suspensiones o rebajas salariales – se muestra como la más probable. En caso de que los K pierdan las elecciones, la perspectiva para los trabajadores sería muy similar, con la diferencia de que los despidos no serían permitidos desde la rosada sino desde el congreso.

Si hacemos un recorrido histórico por la influencia de los resultados de las elecciones legislativas sobre la “gobernabilidad” del Poder Ejecutivo a partir de la “restauración democrática” encontramos resultados diversos. Desde triunfos oficialistas que fortalecieron a la gestión ejecutiva (Alfonsín en 1985, Menem en 1993 y Kirchner en 2005) hasta derrotas que debilitaron al gobierno y en algunos casos significaron el comienzo del fin de su gestión (Alfonsín en 1987, Menem en 1997 y De la Rúa en 2001). El Kirchnerismo se la juega a todo nada, teniendo mucho más que perder que lo que pueda ganar. Presentándolo como un plebiscito de las diferentes gestiones, en caso de ganar saldría con una fortaleza que podría resultar efímera ante los embates de la crisis internacional. En caso de perder, perderían la votación también los cargos ejecutivos, por lo que quedaría en una debilidad mayor que la actual. A eso se debe sumar que el ya no contar con las mayorías en las cámaras legislativas sería un obstáculo que le dejaría un casi nulo margen de maniobra.

*****

Ya analizamos los fundamentos políticos, económicos y sociales de estas maniobras. Ahora bien, cuando vemos como las instituciones son acomodadas a gusto y piaccere por el poder político (o una de sus partes) en representación del poder económico, con la finalidad de embaucar a las mayorías populares en la farsa electoral ¿Qué nos diría la Ciencia Política actual que asimila “la política” a “las instituciones democráticas”? ¿Podrán seguir sosteniendo que son las instituciones la piedra fundamental de los regímenes políticos? ¿Podrán mantener su discurso de que son las “instituciones democráticas” las que garantizan el “bienestar general” cuando es cada vez es más obvio que defienden los intereses de un sector minoritario? ¿Asesores de tamaña lacra debemos ser los politólogos? ¿En esto debemos formarnos y entrenarnos?

Si bien difieren en las formas, tanto el gobierno como la oposición patronal coinciden en descargar la crisis sobre el pueblo trabajador, y para esto se preparan para después de Junio. Se pelean por tener el control del aparato estatal pero ninguno de ellos siquiera se refiere (y mucho menos cuestiona) al carácter de clase del mismo. Ninguno va a tocar los intereses de las clases dominantes en beneficio de las clases subalternas. Es el carácter mismo de este comité de negocios de la burguesía denominado Estado el que privatiza las ganancias y socializa las pérdidas.

Así, por más que algunos pataleen, tanto a los Kirchner como a las distintas variantes de la oposición patronal les conviene adelantar las elecciones. Sea porque el desarrollo de la crisis puede despertar al “que se vayan todos” – aún adormecido – como porque el ataque en regla a las escasas mejoras conseguidas por la clase trabajadora en los tiempos de “crecimiento a tasas chinas” necesita del “respaldo institucional” que otorgan las elecciones burguesas (gane el gobierno o la oposición). Elecciones que sólo permiten elegir al títere, pero nunca jamás cambiar de titiritero.

[1] No sólo a esta medida, sino también a la negativa del bloque oficialista a dar quórum para que se trate la baja de las retenciones en el Congreso.
[2] “Biolcatti calificó la actitud del Gobierno de ‘empecinamiento y tozudez” Página/12 del 21/03/09 http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/subnotas/121907-38885-2009-03-21.html/
[3] Aunque este 30% no signifique necesariamente un aumento real en el dinero estipulado para las provincias, ya que podrían recortarse su vez las asignaciones discrecionales de fondos.
[4] “Esta no es una elección más” Página/12 del 13/03/09. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-121059-2009-03-06.html
[5] ver “La ‘crisis del campo’ y la hegemonía kirchnerista” en Revista Contratiempos N°2, Octubre 2008
[6] No olvidemos aquella afirmación que hiciera Marx en el Manifiesto comunista y que aún conserva toda su actualidad: “El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de la burguesía”
[7] Porque los despidos aún no son masivos (en las grandes industrias, ya que en las pequeñas, por la gran cantidad de trabajo en negro no se puede tener un registro, aunque bien se sabe que son muchos quienes pierden su empleo) y se van dando por goteo, gracias a la burocracia sindical.
[8] Además del rol cumplido por la recuperación del empleo, otro factor jugó un rol preponderante en lo referente a la contención del campo popular. Me refiero al papel jugado por los intendentes y demás punteros en el conurbano bonaerense: por esas geografías, en los sectores populares más desplazados (trabajadores desocupados permanentes, trabajadores en negro recientemente desocupados, trabajadores superexplotados y precarizados, entre otros tantos) tanto la calma social como los resultados electorales son en gran parte logrados por redes asistenciales. Estas no tienen por finalidad la ayuda que sin lugar a dudas necesitan hoy día aquellos que no llegan a cubrir sus necesidades básicas, sino que persigue fines electorales y de contención social. Paradójicamente (o no tanto), quienes “ayudan”, son cómplices de los principales responsables de la actual situación en la que se encuentran grandes masas de población.
[9] La impopularidad así como la dispersión de la oposición es una de las pocas cuestiones que juega a favor del matrimonio presidencial.
[10] Para un análisis más profundo ver la nota “La ‘crisis del campo’ y la hegemonía kirchnerista” en Revista Contratiempos N°2, Octubre 2008
[11] La vuelta a la conducción de la UIA del empresario del plástico Héctor Méndez, quien ya comenzó a distanciarse del gobierno es una muestra de ello. En una entrevista en Clarín afirmó que “el enfrentamiento entre el campo y la industria es una estupidez. Ya le dijimos al Gobierno que queremos sentarnos en una misma mesa con el campo”. Diario Clarín del 15/04/2009 http://www.clarin.com/diario/2009/04/15/elpais/p-01897922.htm
[12] Quien además es un candidato bien visto tanto por el empresariado como por la derecha que exige “mano dura”, cubriendo de esta forma el “flanco derecho” del Kirchnerismo.
[13] “La ‘crisis del campo…”
[14] Aunque el crecimiento de las ganancias fue muy desigual al del salario. Mientras las primeras se triplicaron, el último apenas alcanzó los niveles previos a la crisis del 2001. Las ganancias subían por el ascensor, los salarios, a duras penas, por la escalera.
[15] Me refiero a “perspectiva de crisis” y no a crisis a secas porque: a) ésta aún no se ha desarrollado en profundidad en nuestro país, y b) porque las empresas empiezan a despedir o presentar preventivos de crisis cuando aún no están perdiendo dinero, ante la mínima baja en la tasa de ganancia comienzan a – con la complicidad de la burocracia sindical – cortar por lo más fino y dejar familias enteras en la calle.
[16] Una muestra de ellos son las listas del “PRO/PJ disidente” llenas de integrantes de las entidades patronales rurales. Las presiones de la nueva conducción de la UIA, cuyo nuevo presidente afirmó que “este gobierno fue industrialista”, van en el mismo sentido.

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viernes, 29 de mayo de 2009

Exitosa charla sobre el Cordobazo en Sociales


El viernes 29 de mayo en el marco de las Jornadas Nacionales a 40 años del Rosariazo y el Cordobazo, realizamos la charla-debate “A 40 años del Mayo del ’69: Del Cordobazo al Clasismo”, con un aula colmada con casi 200 estudiantes en la sede de Marcelo T. de Alvear de la Facultad de Ciencias Sociales y con la presencia de Gregorio Flores, dirigente del clasismo cordobés (SITRAC-SITRAM) y Christian Castillo, docente de la Facultad y dirigente nacional del PTS.

Gregorio Flores abrió la charla analizando la dinámica del proceso que se abrió con el Cordobazo, que marcó la irrupción de la clase obrera como sujeto político en los años ’70, en un contexto de ascenso de masas a nivel mundial. Según sus propias palabras, la movilización de la clase obrera cordobesa contra la dictadura de Onganía, la represión y los ataques al salario fue el inicio de una nueva etapa política, signada por la demostración clara de la potencialidad de la clase trabajadora para dirigir al conjunto de los oprimidos.

Durante aquellos años, el peronismo tenía mucho peso en las organizaciones obreras, pero en las bases comenzaba a surgir un sector con independencia de clase que, opuesto a la burocracia y sus métodos de conciliación con la patronal y la dictadura, va a abrir el camino al surgimiento del clasismo. Flores expresó una muy buena definición de estos dirigentes obreros: “autoritarios con la patronal, muy democráticos con la base”. Los sindicatos automotrices, especialmente el SITRAC-SITRAM, fueron los más combativos y protagonistas de medidas de acción directa que dejaron huellas en la tradición de lucha del movimiento obrero.

Flores concluyó, haciendo un balance, destacando que si bien significó una herida de muerte para la dictadura de Onganía y sentó las bases del clasismo, el Cordobazo fue capitalizado por el peronismo, que una vez más actuó para contener el ascenso de masas de obreros y estudiantes que le dieron vida a esa gesta histórica, evidenciando a su vez la ausencia de “un partido enraizado en el movimiento obrero que supiera dirigir en los momentos decisivos”.

Christian Castillo, por su parte, señaló la importancia de sacar conclusiones del proceso que se abrió con el Cordobazo, a la hora de considerar las importantes tareas que se plantean actualmente, en el marco de una nueva crisis capitalista mundial, a la clase trabajadora y sus aliados. El debate en torno a las estrategias de las fuerzas que se reclamaban de la izquierda revolucionaria sirve para obtener lecciones de cara a los nuevos acontecimientos que la realidad nos plantee.

Resaltó además que la burguesía derrotó el ascenso de masas que inició con el Cordobazo -proceso que implicó, por ejemplo, el Rosariazo, el Viborazo, la creación de las Coordinadoras Interfabriles, el Rodrigazo y… la propia idea de que la revolución es posible- asestando el sangriento golpe de la dictadura militar en 1976. Es la misma burguesía que dice que esa clase obrera, la que se organizaba políticamente y luchaba contra la “santísima trinidad” (burguesía, Estado, burocracia sindical) dejó de existir, y hoy quiere descargar el peso de su nueva crisis en las espaldas de los trabajadores y el pueblo.

El movimiento estudiantil, influido por el contexto internacional de radicalización política, fue parte vital de aquel ascenso como aliado de la clase obrera. Es nuestra tarea retomar sus banderas y sellar en la lucha la unidad obrero-estudiantil, para derribar los muros que la academia quiere imponer para separarnos de la lucha de los trabajadores, que hoy están dando sus primeras respuestas a la crisis a nivel mundial.

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jueves, 28 de mayo de 2009

Del 18/5 al 12/6 - Muestra fotográfica en la sede de Ramos Mejia

Desde el 18 de mayo hasta el 12 de junio, estamos exponiendo la siguiente muestra fotográfica en la Facultad de Sociales Sede Ramos Mejía (Franklin 54).

La exposición apunta a poner de manifiesto la ejemplar lucha que desde noviembre del año pasado están llevando adelante los trabajadores de las automotrices cordobesas contra las patronales, el gobierno y la burocracia del SMATA. Así mismo queremos destacar el rol indispensable de la Comisión de Mujeres conformada por amigas, familiares, novias y esposas de los trabajadores, que han dejado bien en claro que si “una mujer avanza ningún hombre retrocede”.
También queremos resaltar, a 40º años del Cordobazo, la tradición de lucha de los trabajadores cordobeses y poner especial énfasis en la alianza estratégica de obreros y estudiantes para emprender juntos las experiencias de resistencia, sobretodo en estos tiempos de crisis económica internacional.

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miércoles, 27 de mayo de 2009

Luciano PRESENTE: Inauguramos mural en Ramos!

El miércoles 27/05, con la presencia de casi 100 estudiantes y en el marco de la Campaña Nacional por la Aparición con Vida YA de Luciano Arruga, desde En Clave ROJA y Pan y Rosas inauguramos un mural a días de cumplirse 4 meses de su secuestro y desaparición en manos de la policía bonaerense. Este mural fue realizado con cerámicos donados por la fábrica Zanon bajo control obrero, en el aula 201 de la sede de Ramos Mejía, de la Facultad de Ciencias Sociales.


La actividad la realizamos entre los teóricos de Carlos Savransky y José Castillo, ambos docentes de la Carrera de Cs. de la Comunicación. Además del mural, realizamos serigrafías en remeras y afiches, con la colaboración de estudiantes del IUNA, que repartimos entre los presentes.

El acto inaugural comenzó con una breve exposición de Savransky, quien hizo alusión a la importancia de la difusión de casos como el de Luciano, dado que son noticias que los mass-media no levantan. También remarcó la importancia de organizarse frente a la cada vez mayor persecución y represión a los luchadores y a la juventud.

Le siguió José Castillo destacando la necesidad de no naturalizar un caso tan aberrante como el de Luciano porque es una expresión de muchos casos más que por diversos motivos no se conocen. Felicitó, al igual que Savransky, la iniciativa y destacó que ahora el mural estará frente a todos los estudiantes recordándonos que no podemos permitir que quede impune la desaparición de Luciano.

A continuación nos dirigió unas palabras Marcelo Morigi, como parte de los Familiares y amigos de Luciano Arruga, quien nos comentó la persecución que sufría Luciano por parte de la Policía Bonaerense desde tiempo antes de su secuestro y desaparición. Retomando las palabras de Carlos Savransky remarcó el rol de los medios de comunicación los cuales, no sin intención, dejan por fuera de la agenda de noticias como la desaparición de Luciano o de tantos otros jóvenes de barrios pobres.
Antes de descubrir el mural desde En Clave ROJA y Pan y Rosas contamos por qué hacíamos esta actividad en el marco del paro docente que adhirió a la convocatoria de la CTA. Desde hace meses venimos denunciamos que Luciano no esta perdido ni ausente sino que fue secuestrado y desaparecido por la policía bonaerense y que, como la mayoría de los pibes de los barrios obreros y populares, sufren cotidianamente el hostigamiento de las fuerzas represivas. Nosotros no podemos estar ajenos a esa realidad. Mientras la agenda política oficial está teñida por el debate sobre la "inseguridad" de cara a las elecciones, tenemos que diferenciarnos del gobierno y la oposición que se hacen eco de las demandas de más mano dura para criminalizar la pobreza, y militarizar los barrios. Tenemos que resistir el fortalecimiento de las fuerzas represivas, que sólo significa más represión para los que luchamos y para aquellos que salgan a luchar cuando la crisis económica afecte la vida de millones.
Es importantísimo que los estudiantes nos organicemos en la lucha contra la impunidad, para derrotar la campaña reaccionaria de los grandes medios de comunicación, para que Luciano aparezca, para que ni un joven más sea víctima del gatillo fácil. Confiamos en que amplias franjas de estudiantes organizados podemos jugar un rol importante si nos movilizamos en esta perspectiva, que nos permita abrir el camino hacia un cuestionamiento más profundo de la explotación y opresión que carga con la vida de miles de jóvenes todos los días.


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domingo, 24 de mayo de 2009

Debates en TVPTS.TV

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