jueves, 10 de septiembre de 2009

La impostura del “voto ponderado” y su atraso medieval


Probablemente sepas que los Directores de nuestras carreras se eligen de forma directa pero ponderada, es decir que todos votamos pero el voto de algunos vale más que el de otros. A la hora de contarlos cada claustro representa el 33% de la elección. Así, a la hora de la verdad, el voto de los más de 2000 estudiantes de Ciencia Política vale lo mismo que el de algo más de 100 profesores y lo mismo que el de algunos cientos de graduados (además, gran parte de los graduados son los docentes de prácticos, ya que como no hay claustro único docente sino docentes de “primera” y de “segunda”, éstos votan como graduados). Por ejemplo, sacar el 50% de los votos en el claustro estudiantil se transforma en el 16,66% en el conteo final como consecuencia de la ponderación. Es decir que la población estudiantil, que constituye la mayoría (más del 90% del total en casi todas las carreras), es transformada en una minoría por medio de la ponderación que le reconoce sólo el 33% en la elección de los Directores.



En este sentido, convencidos de que para terminar con el régimen feudal de cogobierno de nuestra facultad y la UBA luchamos por la abolición del claustro de graduados y la conformación de un claustro único docente del que participen los titulares, adjuntos, JTP, ayudantes, en fin, tod@s l@s docentes; por la mayoría estudiantil y por voz y voto para los no docentes que hoy por hoy son excluidos del gobierno de la facultad y de las carreras.
La maniobra del voto ponderado fue perpetrada por Schuster para desbaratar el proceso de elección directa en Sociología en 2002. En aquel año, estudiantes se organizaron y dieron vida a un proceso que culminó en la Elección Directa como Director (es decir 1 persona = 1 voto) de Christian Castillo- docente de la carrera de Sociología-. Cabe destacar que sus decisiones respondían al mandato de una asamblea. Ante tamaño cuestionamiento del elitista régimen universitario, el decano decidió intervenir la carrera a la que consideraba acéfala. Posteriormente instaló el voto ponderado, para que los profesores y graduados “vitalicios” contrapesen las fuerzas transformadoras del movimiento estudiantil.
Los defensores de esta política argumentan en favor de la estamentación del gobierno de la carrera, diciendo que profesores y graduados “saben más” o “conocen mejor la carrera”. Más allá del cuestionable factor del “saben más”, este discurso oculta que la elección es una decisión política en la que toda la comunidad académica de la carrera define el rumbo que ésta va a tomar, al servicio de qué o de quién se va a poner. ¿O los “paladines de la democracia” nos van a decir que estamos “capacitados” para “elegir” un presidente pero no un director de carrera?
La maniobra fue perpetrada por Schuster pero aprovechada al máximo por Mayer y Cía., así con su inmensa “agenda” de graduados a los que trae a votar en remises, gana por escándalo en este claustro. En el claustro de profesores, la gestión Mayer, en complicidad con los consejeros estudiantiles de la UES, La Mandrágora y Alternativa Académica viene vaciando la carrera de todo contenido crítico y repartiendo cargos entre docentes afines, como si fuesen un botín de guerra, sin considerar criterio alguno más que el de engordar su padrón de profesores. De esta manera eliminan además la pluralidad ideológica que en cierta medida supo tener la carrera, llegando al punto de la persecución ideológica a los docentes no alineados con ellos. Mientras tanto en el claustro estudiantil, obtienen sufragios minoritarios. Así, el candidato menos votado, es el que termina asumiendo.
Ante el clientelismo de los radicales de Alternativa Académica y su repartija de cargos y carguitos docentes, se muestra también la impotencia del “progresismo” que optó por "ampliar la élite de becarios CONICET" como sistema de cooptación vip. El verdadero contenido del “progresismo” se expresó cuando el pacto de los “progres” con Hallú, Rector de la Universidad de Buenos Aires, terminó en la represión a los estudiantes que nos movilizábamos por la democratización. Al día de hoy todas las promesas del “progresismo” como la democratización, modificación de estatutos, etcétera, han caído en el vacío.
Desde En Clave ROJA, en La Comuna, consideramos que la única forma de echar de una vez por todas al radicalismo de la carrera es por medio de la lucha, la movilización y la organización independiente de cualquier camarilla profesoral, y no a través de coaliciones electorales oportunistas con quienes ya nos han dado la espalda. Por eso creemos que no debemos entregarnos de pies y manos a la gestión de Schuster.
Consideramos que no es dividiendo los organismos democráticos y de lucha propios del movimiento estudiantil como la Asamblea Interclaustros como lo hicieron agrupaciones como La Mella, El Andamio, El Mate, la Mala Educación y los “autonomistas” de Colectivo de Izquierda durante la lucha del 2007 contra el recorte de materias de Mayer como debemos enfrentar a las camarillas radicales y peronistas. Ha quedado demostrado que el eufemismo utilizado por estas agrupaciones para romper la Asamblea Interclaustros, el denominado “consenso”, lleva a los brazos de las camarillas y es por eso que hoy llevan de candidato en sus listas a Mario Pecheny- al igual que la “peronista” agrupación La Vallese, conocida por sus métodos patoteriles, por su constante oposición a las luchas dadas x el movimiento estudiantil y si estrecha relación con las camarillas- poniendo de manifiesto que no se puede “consensuar” sin perder la indispensable independencia política y a la vez depositar confianza en el Decano K quien en sus 8 años de gestión ha dado sobradas muestras de que lado esta, desviando al movimiento estudiantil y atándolo de pies y manos en la lucha por sus reivindicaciones.
Invitamos a los compañeros y las compañeras de “La Juntada de las carreras” y sus simpatizantes a sumarse a la lucha por transformar nuestra carrera y votar al UNICO candidato independiente de todas las autoridades que se presenta en estas elecciones en la carrera de Ciencia Política: NESTOR LAVERGNE.



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